martes, 26 de agosto de 2008
lunes, 25 de agosto de 2008
Burgos: el descuartizador de Constitución
Crónicas rojas / 10 crímenes argentinos
Primero fue el torso, después las piernas, más tarde la cabeza. Corría el verano de 1955 cuando estos macabros hallazgos espantaron a los porteños. Era el cadáver despedazado de una mucama de 27 años que había encontrado la muerte de la mano del amor
¿Qué novedad traía el carnaval de 1955? Ninguna, pensaban los periodistas en aquel tórrido febrero. Salvo que el disfraz de moda ya no era el del Zorro, ni el de oso Carolina, sino el de marciano con antenitas. Los mejores bailes fueron los del Club Comunicaciones, donde tocaron las orquestas de Ray Nolan, Ary Barroso y Aníbal Troilo. Aquel verano, Pichuco estrenó Fangal, un tangazo póstumo de Discépolo.
Sin embargo, aquel verano que pintaba para aburrido sería luego recordado como… el verano del crimen.
La mañana del viernes 19 de febrero de 1955, en un paraje llamado Loma Hermosa, a cuatrocientos metros de la estación Hurlingham, en el noroeste del Gran Buenos Aires, un cura que caminaba cerca de la fábrica de cajas de cartón La Holandesa había encontrado el torso de una mujer descuartizada.
La luz roja se encendió en las redacciones. El viernes siguiente, 26 de febrero, en un desolado rincón del sur de la ciudad, donde se juntan la avenida Cruz y la calle Pedernera, se encontró un envoltorio similar: eran las dos extremidades inferiores, desde el pie hasta la rodilla, además de un muslo.
El horror se desató en Buenos Aires cuando, pocas horas después, un marinero de la chata Sheop, que navegaba por el Riachuelo, avistó un objeto raro que flotaba a la altura de la calle Martín Rodríguez. La Prefectura rescató un canasto de alambre con el consabido paquete: contenía una cabeza de mujer, los brazos, alguna ropa.
Comenzaron a circular todo tipo de rumores. ¿Eran los restos de una única mujer o de varias? ¿La ciudad estaba amenazada por un asesino feroz, un Jack el Destripador porteño? La prensa filtraba con cuentagotas detalles macabros que erizaban a la población y multiplicaban la psicosis. El asesino había limado las yemas de los dedos de su víctima. Los envoltorios no tenían ni una gota de sangre. ¿Dónde había sido asesinada? Una primera conclusión se imponía: la habían matado, desangrado y después cortado en partes.
Se convocó a los mejores forenses, como el doctor Francisco Fablet, para que analizaran los restos. El médico respondía así las preguntas de la prensa:
–¿Cómo fue despedazada la mujer?
–Con un serrucho y por lo menos dos cuchillos. La cabeza fue seccionada en el nivel de la quinta vértebra cervical.
–¿El asesino tenía conocimientos para realizar esas mutilaciones?
–Podría ser, pero no es seguro.
Muñeca rota
En la Morgue Judicial de la calle Viamonte, los restos fueron "rearmados" como pedazos de una muñeca rota. La cabeza había estado sumergida en el agua del Riachuelo varias semanas. Ni siquiera se distinguía el color de los cabellos. Algunos porteños hicieron horas de cola en la puerta de la Morgue para ver el cuerpo.
Los cirujanos del hospital Argerich advirtieron un detalle revelador. La mujer muerta tenía una cicatriz en el hombro que sólo podía provenir de una operación poco común: una osteosíntesis, destinada a solucionar una fractura de clavícula. Había dos cirujanos que practicaban esta cirugía en la Argentina. Así fue identificada la mujer cortada en pedazos.
Se llamaba Alcira Methyger. Veintisiete años. Nacida en Salta. Empleada doméstica. Había sufrido un accidente de tránsito en 1954, por el cual había sido operada. Ultimo domicilio conocido, Bernardo de Irigoyen al 1500, la casa de sus patrones, una familia que veraneaba todo el mes de febrero en Mar del Plata. Antes, Alcira había vivido en el Hotel Gran Sur, de la calle Chacabuco, frecuentado por trabajadores del interior. Allí aún habitaba Ana Urbana Methyger, también doméstica.
–¿Usted es la hermana de Alcira Methyger? –preguntó el comisario Evaristo Urricelqui, jefe de Homicidios.
–Sí, ¿por qué?, ¿qué pasó?
Una Ana Urbana Methyger en estado de shock reveló que Alcira tenía varios novios. El último se llamaba Ramaroso, y fue detenido en un espectacular procedimiento, pero nada tenía que ver con el crimen.
Al fracasar la pista de Ramaroso, los investigadores apuntaron a un hombre de 36 años llamado Jorge Eduardo Burgos. Trabajaba como corredor de una pequeña empresa papelera y encuadernadora, propiedad del padre. Estaba relacionado hacía diez años con la Methyger y era muy conocido por los allegados de ésta. Ana Urbana Metyhger se lo señaló a la policía y lo mismo hizo Berta Saavedra, otra amiga íntima de la infortunada, también doméstica, que estaba en Mar del Plata y que agregó este detalle: Alcira era pretendida por Jorge Eduardo, pero ella lo había rechazado porque en su vida había aparecido "otro hombre".
Burgos vivía con sus padres en un departamento del tercer piso en la avenida Montes de Oca 280. Tenía un buen nivel cultural, ya que había terminado el secundario y luego había completado el estudio de varios idiomas, en especial el inglés. La policía se dirigió al domicilio de los Burgos. Era el 16 de marzo de 1955. En la casa vivía también una hermana bastante más joven. Para la familia fue una sorpresa tremenda que la policía buscara al hijo mayor.
Pero, ¿dónde estaba Burgos?
Había viajado a Mar del Plata para pasar una temporada de descanso. Iba en El Marplatense, el tren nocturno que paraba en Dolores y en Maipú. Varias comisiones salieron para allá, perforando la noche de marzo en la llanura. Cuando los coches frenaron en la estación de Dolores, se alejaba el farol rojo del último vagón.
Redoblaron la carrera y llegaron a Maipú a tiempo. No querían delatar su presencia. La policía no sabía con quién iba a encontrarse. ¿Quizá con un hombre violento que vendería cara su libertad? Pronto individualizaron a la presa: un hombrecillo de rostro mofletudo y anteojos de intelectual que dormitaba tranquilo en su asiento. Urricelqui y los demás detectives lo detuvieron cuando el tren llegó a Mar del Plata y lo llevaron de vuelta a Buenos Aires, donde quedó detenido en el Departamento de Policía.
Burgos habló. Conocía a Alcira desde el año 1944, cuando ella, recién llegada de Salta, alquiló una pieza en el departamento de la familia de él. Cuando Alcira se fue de la pieza siguieron viéndose. Burgos, con la verborragia propia de las homicidas que confiesan, siguió así su relato: discutían porque ella quería "concretar" y él dudaba. Durante febrero, la familia Burgos se había ido de vacaciones a Necochea. Jorge Eduardo quedó solo en su casa. Burgos narró los paseos de la pareja durante aquel verano. Las visitas al departamento. La discusión, aquella noche de febrero en Montes de Oca. La carta de otro hombre que él había descubierto en un libro que tenía Alcira en la cartera. La pelea feroz, los dientes de ella apretándole un dedo. La furia de él, que para desprenderse le aprieta el cuello, y la caída. El pánico, cuando se da cuenta de que ella no respira. El cuerpo desnudo de Alcira en la bañera, Burgos que se saca la ropa para descuartizarla. Las ocho horas que le lleva cortarla en pedazos. Los paquetes. Los viajes en colectivo para arrojar los bultos en distintos lugares.
Un hombre enjaulado
El comisario Plácido Donato, hoy retirado, que había ingresado poco antes a la Policía Federal, recuerda a Burgos detenido.
–Estaba sentado, temblando como un chico, con los ojos cerrados, los dientes apretados –recuerda Donato–. Lo descubrí cuando me mandaron a cuidarlo. La policía temía que pudiera suicidarse… Llegaban policías desde todos lados para observar al curioso ejemplar de hombre enjaulado. Algo que ocurrió imprevistamente me llenó de piedad. El "curioso ejemplar" me tocó el brazo levemente. Una lágrima corría por su rostro. Burgos me susurró: "Papá… Mamá… Ellos estaban en Necochea. Felices estaban… Mire ahora qué lío…"
A mediados de marzo de 1955, la policía llevó a Burgos a Montes de Oca 280 para que reconstruyera el crimen. Una mujer policía cumplió el rol de Alcira. El asesino volvió a narrar minuciosamente sus pasos. Cuando se difundió entre el vecindario la noticia de que él estaba allí, se reunió una verdadera multitud que pretendía lincharlo. La policía tuvo que empeñarse para protegerlo.
Durante los meses siguientes, los porteños siguieron hablando del caso Burgos.
Los martes y viernes se publicaba la revista Ahora, especializada en crímenes y noticias del espectáculo. Estaba muy mal impresa, aun para la época. Sin embargo, la compraban con puntualidad miles de lectores. Ahora dedicó muchas páginas al crimen y todos sus avatares.
Los dos bandos
Mientras el caso se dilucidaba en los Tribunales, se desenvolvió otro capítulo del crimen. La sociedad se dividió entre los que apoyaban a Alcira y los que eran partidarios de Burgos. Comenzaron a llegar a la redacción de Ahora cartas de lectores que se identificaban con uno u otro. Para algunos, Alcira Methyger, doméstica, provinciana, había sido engañada por un joven culto y de buenos medios económicos. Jorge Burgos representaba, para esos lectores, el prototipo del seductor irresponsable, del rico que, tras divertirse con una "morochita", la había asesinado y, sin la menor piedad, luego la había despedazado.
Otros lectores, en cambio, simpatizaban con Burgos: Alcira era una arribista que había embaucado a un buen muchacho, tímido, apocado, culto, al que la pasión perdió. Dando por descontado que el crimen de Burgos había sido preterintencional (no deseado), como alegaba el asesino, muchos lectores lo veían más cómo víctima que como verdugo.
No hace falta mucha perspicacia para vislumbrar en esta polémica el conflicto social latente en la Argentina de 1955, dividida en dos mitades irreconciliables: peronistas y antiperonistas, cabecitas negras y gorilas. Se incubaba un otoño en el que aquella división estallaría con violencia.
La historia barrió con las peripecias del crimen de Burgos. Al mediodía del 16 de junio de 1955, aviones navales sobrevolaron la Plaza de Mayo y bombardearon la Casa de Gobierno. Intentaban asesinar al presidente Juan Domingo Perón. Centenares de personas, peatones y manifestantes, cayeron muertos en la Plaza de Mayo. La revista Ahora dedicó sus páginas principales a las espeluznantes fotos de esta masacre. Del caso Burgos no volvió a hablar.
El 16 de septiembre de ese mismo año, un golpe militar echó a Perón. Y un mes después, el 19 de octubre, salió a la calle una nueva publicación con las mismas características de la anterior. Se llamaba Así y la dirigía Héctor Ricardo García. Pero el caso Burgos ya no volvería a las primeras planas.
El juez de sentencia lo condenó a veinte años de prisión por homicidio simple. El descuartizamiento, conforme a la teoría sentada en el caso Donatelli, no era una forma de crueldad sino el intento de escapar del castigo. El magistrado debía aplicar la pena optando entre los extremos que señala el artículo 79 del Código Penal para la figura de homicidio: de 8 a 25 años. Lo condenó a 20.
Cuando el caso llegó a la Cámara, los argumentos de Burgos –su explicación sobre la pelea y su perfil de buen ciudadano– pesaron. La Cámara rebajó su pena a 14 años.
En la cárcel observó una conducta ejemplar. Se convirtió en un hombre religioso.
Por eso, en 1965 fue beneficiado por la libertad condicional. Había permanecido diez años y ocho meses en prisión. Burgos regresó a la casa de Montes de Oca. Se negó sistemáticamente a hablar con los periodistas que lo acosaban. Sólo recibió a un redactor y a un fotógrafo de Primera Plana, con los que habló en el comedor del departamento. No les permitió pasar al baño en el que había descuartizado a Alcira.
Extrañas coincidencias
Primero fue el horror. Pero después el caso Burgos provocó la fascinación de varios escritores. Era un crimen "literario": ¿por qué? Su diseño parecía un desafío a la sociedad o el juego de una mente perversa. También llamó la atención la extraña coincidencia de nombres. El ensayista Jorge B. Rivera escribió en 1991: "Sólo ahora, con el paso de los años, podemos advertir una simetría curiosa, prescindible o caprichosamente erudita, que en aquellos días era secreta o puramente premonitoria: el nombre Jorge Burgos, un corredor de libros homicida, prefigura el de Jorge de Burgos, el asesino múltiple de El nombre de la rosa, que custodia una biblioteca y un libro (y se enlaza con el de Jorge Luis Borges, bibliotecario y escrutador de grandes figuras universales de la infamia)".
El nombre de la rosa, la novela que Umberto Eco publicó en 1980, nació en Buenos Aires, en una librería de viejo de la calle Corrientes, donde Eco encontró un manuscrito. Hecho que Jorge Luis Borges, de quien Eco se reconoció lector devoto, usó varias veces. Constitución y Barracas, los barrios donde transcurrió el caso Burgos, fueron escenarios recurrentes en las ficciones de Borges. Una de sus obras maestras, el cuento El Aleph, comienza en la estación Constitución, en cuyo bar solían encontrarse Alcira y Burgos. El Aleph era un objeto que contenía el universo entero y Borges lo situó en la calle Garay, la misma en la que vivió Alcira Methyger cuando vino de Salta. El parque Lezama, por cuyas avenidas pasearon de la mano Burgos y Alcira, también vio pasar, quizás unos años antes, al joven Borges con su novia Estela Canto…
Como contagiados por este clima literario, varios de los protagonistas de esta historia escribieron sobre ella. El comisario Evaristo Manuel Urricelqui, a quien sus acólitos llamaban El Vasco, ya jubilado, publicó algunos libros de cuentos. Otro Evaristo –Meneses– se convirtió algo después en célebre policía: en 1955 era detective de la sección Capturas y participó en algunas diligencias del caso Burgos. En sus memorias, publicadas en 1962, da su versión de este caso. Gracias a Meneses, que integraba la comisión que allanó la vivienda de Burgos en la avenida Montes de Oca, conocemos algunos de los títulos que guardaba la biblioteca del asesino: The Criminal Law, Best Crimes Stories, Murder Charge, Murder and Treason, Dead Wight, If I should Murder. La mayoría de estos libros, señala Meneses, "se referían a crímenes de mujeres, por lo que separé más de cuarenta". Aun resta otra sorpresa. En esa biblioteca estaba El asesinato considerado como una de las bellas artes, de Thomas de Quincey, uno de los libros que más le gustaban a Borges
Otro policía escritor, Plácido Donato, evocó el crimen de Alcira Methyger en sus Confesiones de un comisario. El propio Burgos no se quedó atrás. Mientras esperaba la sentencia definitiva, publicó un libro de 64 páginas titulado Yo no maté a Alcira. Llevaba el sello de la ignota editorial BM y la tapa estaba ilustrada con la foto del autor y este subtítulo: Escrito desde la cárcel. El volumen, hoy ávidamente buscado por los coleccionistas, es un relato bastante rosa de los amores entre Burgos y Alcira. Su autor reitera lo que dijo siempre: Alcira y él pelearon, ella le mordió un dedo, él sin darse cuenta le apretó la garganta, para percatarse luego de que ella había muerto. Luego, dominado por el pánico, la descuartizó.
La hipótesis del asesino serial
¿Fue Burgos víctima de las circunstancias? ¿Era un buen hombre al que un momento de locura arruinó la vida? ¿O fue uno de los más peligrosos e inteligentes asesinos al que sólo una brillante investigación impidió cometer el crimen perfecto? Plácido Donato, en su despacho de directivo de Argentores, evoca no sólo su memoria personal del caso, sino sus muchas conversaciones con Urricelqui y demás policías que lo resolvieron. El autor de varios libros hoy agotados, además de guiones de TV y cómics, revela al cronista un dato que nadie consignó.
–Cuando la comisión apresó a Burgos en el tren que iba a Mar del Plata, el asesino no iba a descansar, como él mismo decía.
–¿A qué iba?
–Iba a "terminar" con una íntima amiga de Alcira.
Por Alvaro Abos *
Fotos: Archivo / Graciela García Romero. Ilustración: Nunö
Próxima entrega: Norma Penjerek
* Alvaro Abós ha publicado más de veinte libros. Entre ellos, sus resonantes biografías de Natalio Botana, Macedonio Fernández y Xul Solar, que le valieron en 2004 el Premio Konex. Al pie de la letra, su guía literaria de Buenos Aires, traducida ya a varias lenguas, fue llevada a la televisión por el Canal (á). Colabora en El País (Madrid) y en La Nacion. Sus últimos títulos son La baraja trece (relatos) y Cinco balas para Augusto Vandor (novela).
Fuente: www.lanacion.com.ar/
jueves, 21 de agosto de 2008
Novelas policiales (Colección)
COLECCIÓN DE REVISTA Ñ
1)James Hadley Chase "El secuestro de Miss Blandish"
2)Patricia Highsmith "El talento de Mr Ripley"
3)Ross Mac Donald "El martillo azul"
4)Jim Thompson "1280 almas"
5)Vera Caspary"Laura"
6)Raymond Chandler"La dama del lago"
7)Chester Himes "Por el pasado llorarás"
8)Horace Mc Coy"¿Acaso no matan a los caballos?"
9)James Ellroy "Jazz blanco"
10)William Irish "No quisiera estar en tus zapatos"
1)James Hadley Chase "El secuestro de Miss Blandish"
2)Patricia Highsmith "El talento de Mr Ripley"
3)Ross Mac Donald "El martillo azul"
4)Jim Thompson "1280 almas"
5)Vera Caspary"Laura"
6)Raymond Chandler"La dama del lago"
7)Chester Himes "Por el pasado llorarás"
8)Horace Mc Coy"¿Acaso no matan a los caballos?"
9)James Ellroy "Jazz blanco"
10)William Irish "No quisiera estar en tus zapatos"
jueves, 14 de agosto de 2008
La Gran Pesadilla Americana
The Dark Knight – El Oscuro Caballero, la última de Batman
Durante la edad de oro del Gran Sueño Americano, los años ’60, Estados Unidos aspiró a ser un país democrático, solidario, plural, creativo, que continuase y extendiese a toda la sociedad los beneficios de la prosperidad económica. En contraste con aquello, el Imperio del Norte vive hoy su Gran Pesadilla: y eso se traslada a una de las creaciones cinematográficas del año, como lo es seguramente esta nueva versión de Batman
La Estética Vampira
No coincido con los planteos críticos que se han lanzado enseguida tomando posiciones desde la estética. Christopher Nolan logra concentrar en la nueva Batman tantos sentidos, tantos aspectos, tanta mezcla genérica que reprocharle esa cierta sobrecarga retórica me parece sencillamente tonto. Y más teniendo en cuenta que esa ampulosidad tiene que ver con las concesiones obligadas del director hacia el género cómic, al que hay que retribuir por el nacimiento del héroe noctámbulo de Ciudad Gótica.
El Oscuro Caballero o el Caballero de la Noche, como se tradujo por acá, es un policial negro, es un triller, es una película de superacción con efectos especiales de última generación, desde luego también es un cómic, pero sobre todas las cosas es una cinta cargada de significados y de simbolismos políticos (¡con los que polemizaremos después!).
Durante las dos horas y media que dura el film, el observador intelectual logrará captar multitud de planteos filosóficos, si es que logra abstraerse de las piñas, tiros, caídas y persecuciones vertiginosas (esfuerzo nada difícil para los intelectuales, que en general se fastidian del característico bombardeo de acción hollywoodense).
Desde lo estético, nada cabe reprocharle al director que ya probó su capacidad para producir material complejo, enrevesado, interesante, con ese film más de devedé que de fílmico que se llamó Memento (2000). Ahora, y después del paso vacilante de Batman Inicia (2005), creemos que se reivindica con un Batman que va oliendo cada vez más a trilogía. Este último, sin ningún lugar a dudas, el mejor que se haya hecho en cuanto al trabajo artístico (muy por encima del de ¡Tim Burton y Jack Nicholson!); y también, por lejos, el más pesimista, destructivo y siniestro en cuanto al mensaje.
La Clave es el Eslogan, «Bienvenido a un mundo sin reglas»
Decía Bernard Shaw, en su frase más famosa y también la más despreciable: «La regla de oro es que no hay regla de oro». Su deslizante juego de palabras anticipaba el graffiti que popularizaron los muchachos franceses del ’68, «Prohibido prohibir»; y lógicamente, le ganó de mano al eslogan de la última del Murciélago. Queda claro desde antes de ingresar a la sala, que la idea de la película se empeña en un combate contra la moral, contra la ley y contra las reglas en general… (¡glup!).
¿Cuántas huellas se pueden rastrear en El Oscuro Caballero de productos más viejos de la cultura? Al menos este crítico, pudo acordarse del alambrado (NO TRESPASSING) con el que arranca Ciudadano Kane, ese monumento de película de Orson Welles. También, el final y todo el planteo filosófico, tiene «un no sé qué» de wagneriano, con el germánico dios Wotan («el bueno») hundiéndose lentamente en un ocaso que no puede evitar por más que luche… Atardecer del dios que a la vez ahoga eternamente su defensa del orden y de las leyes.
En fin, también una huella de la Teoría de los Juegos, iniciada por los holandeses Von Neumann y Morgenstern (cuándo no, los holandeses teorizando sobre los juegos…): hay dos barcos atestados de gente, con 4 mil pasajeros cada uno de ellos. El Guasón les anuncia: «Los del otro barco tienen el detonador que, desde las 12 de la noche, podrá hacerlos a ustedes volar en mil pedazos». Hace lo mismo en los dos barcos, cuyas bodegas están preparadas con gasolina para provocar un selecto espectáculo pirotécnico, anunciado para la medianoche. Les advierte a los pasajeros que deliberen, cuidando de no dejarse anticipar por los del otro navío.
Finalmente, cuando llega la hora… (final reservado a los que vayan a verla.)
Son cuatro las opciones posibles en esta escena de los navíos: que los dos se hagan volar mutuamente, que ambos se salven, que el barco A vuele al B, o viceversa. Es el Dilema del Prisionero, uno de los casos más reflexionados de la Teoría de los Juegos durante la época de la Guerra Fría. (Adivinen por qué, la crisis de los misiles nucleares en Cuba, puso al mundo este dilema frente a sus narices; se trataba de la subsistencia del civilización, nada menos.)
La Paranoia y sus Espejismos
La sociedad tiene un enemigo: un Terrorista Incondicional, que no se interesa por el lucro, sino que ama al crimen por el crimen mismo. En una de esas escenas que intentan quedar en la memoria, el Guasón quema una pirámide de unos 6 metros hecha de dólares, mientras declama frente a sus traicionados y sorprendidos socios en el delito: «Un criminal como el que Ciudad Gótica se merece, no lo hace por dinero». Hay que ser un asesino desinteresado, dice la ética guasoniana de Christopher Nolan.
Esta imagen recuerda inevitablemente a la del Bin Laden elaborado por la versión oficial del gobierno de Bush: si hasta manda videos caseros a los medios… Pero juzgo que es buena noticia para las mafias, el parecer menos horribles que este fantasma nihilista que es el Guasón; por lo menos, las mafias son «más humanas» –las mueve una debilidad humana: la codicia–.
La sociedad civil, los políticos profesionales, la policía, el entero aparato represivo del Estado aparecen impotentes frente al hombre dinamita. Hay una escena en la que amenaza con detonarse vivo, frente a los socios que no se fían de él, los mafiosos: todo muy terrorista, muy Al Quaida. Y siempre el terrorismo presentado con los rasgos que le pintan CNN y la Casa Blanca.
¿Quién gana, al final? ¿La sociedad civil y su defensor de antifaz? ¿A cuántos asesina el Guasón a lo largo del film? ¿Cien, doscientas, quinientas personas? Y ¿cómo no justificar el uso de la violencia, incluso de las torturas en prisión (sic) contra personas que, como este Guasón tan extraño, tan inhumano, no reconocen ningún límite para su maldad, ni persiguen ningún fin más que la destrucción, el odio ilimitado contra todo y contra todos?
El Resabio Final (Atención: desde acá, incluimos algunos elementos del argumento y del desenlace.)
Uno se despide del film con la sensación increíble de que Batman es un pobre tipo, casi un antihéroe. (Es que él no tiene «licencia para matar», ¡como sí la tiene su enemigo!) Y la sociedad organizada está desbordada. Ahora se puede recurrir a cualquier método en la lucha contra el Mal, ya que este se muestra mucho más fuerte. Al cabo de la lluvia de situaciones extremas que nos envía la película, el Bien termina adoptando tácticas y modos propios del Mal (lo que motiva las carcajadas del Guasón, que tres cuartas partes de los espectadores malentienden).
La última regla en morir es la Verdad: a la pobre gente de Ciudad Gótica (de la comunidad mediática global) no hay que quitarle su ilusión. Hay que fabricarle un «bueno de la película», con lo que sea. La gente tiene su derecho a vivir de mentiras. Esta es la traducción del lema del ideólogo del Pentágono y de la Casa Blanca actuales: el profesor Leo Strauss lo trajo de Alemania, cuando enseñó a los americanos (en la U. de Chicago) que se podía practicar un nazismo sin Hitler. La consigna «Miente, miente, que algo quedará» había sido pensada por Goebbels, el Ministro de Propaganda del Tercer Reich.
Y como «el fin justifica los medios», según dice un colaborador de Batman en la película, hay que encontrar al Guasón y salvar a la ciudad. No importa si es preciso, para eso, espiar a todas las personas de Ciudad Gótica, por medio de un dispositivo que nos recuerda tanto al de la Sociedad de Control que criticamos en este espacio… Las llamadas de celulares son interceptadas por Batman y así se logra ubicar los movimientos de cada persona, y asistir a sus conversaciones. Resultado: el Guasón es localizado.
No creemos que sea casual esta escena en semejante momento de la historia.
Así es como Batman logra detener las masacres en cadena del Guasón. De cuyo destino, al terminar la narración, no nos enteramos.
Queda suelto. Para que la Sociedad de Control pueda seguir limitando nuestras libertades, recortando derechos, invadiendo nuestras vidas y tendiendo sus redes virtuales a nuestro alrededor. Con la excusa de que hay un Enemigo, hostil, incondicional, omnipresente, una amenaza que puede explotar en el lugar y en el momento menos esperado.
Nota: No recomendamos la asistencia de chicos ni de menores. La ausencia de restricciones en las entradas de los cines tiene que ver con el propósito comercial (vacaciones de invierno acá, de verano en EE UU). El Oscuro Caballero tiene momentos de violencia que de verdad pueden perturbar a espectadores infantiles. Con toda seriedad: hay una escena en la que un personaje es desfigurado vivo por el fuego, y así deambula durante media película. Hay elementos muy dark, apegados a un morbo macabro que, personalmente, yo creo que un chico no puede decodificar de ninguna forma. Esta sería la crítica más certera que se podría dirigir a la estética de la película.
lunes, 11 de agosto de 2008
FESTIVAL de NOVELA POLICIAL de GIJÓN
Semana Negra, el festival de novela policial más importante de España, ha concluido nuevamente el año de la forma más deseada por todos: con miles y miles de ejemplares vendidos y un género, el policial y negro, nuevamente en la escena literaria.
Entre la playa y el mar, y rodeado de centenares de carpas vendedoras de sidra, chorizo criollo y relojes de segunda mano, tomó lugar el festival más destacado de novela policial y negra de toda España. Conocido como Semana Negra de Gijón, el acontecimiento literario-turístico se viene llevando a cabo desde 1987 en la ciudad de Asturias para alentar las ventas y la popularidad del género, generalmente encerrado en un círculo pequeño de lectores. El festival, que cuenta con numerosos autores de renombre (ver lista), atrae a miles de personas de toda España y Europa, siendo imprescindible para todo aquél que se considere amante del género negro y policial.
Este año, además de contar con sus tradicionales puestos de comida asturiana y libros a un euro, tuvo una clara presencia de escritores latinoamericanos. Juan Constaín, Fritz Glockner, Mariel Soria, Achy Obejas; todos ellos pusieron su acento latino a tramas que históricamente se vincularon al mundo anglosajón, pero que año tras año se vuelve más multicultural. Como bien dijo el argentino Juan Sasturain, `el género negro es un tipo de literatura que cuenta ya con una tradición muy grande en México y Argentina, de allí el alto número de autores sudamericanos.´
La violencia, la literatura y el Negro Absoluto
Uno de los elementos particulares del festival es su fuerte conexión con el público de a pie. Si bien el género requiere a veces de códigos más o menos internos, la tradición de la novela policíaca supo adaptarse, especialmente gracias a las nuevas generaciones de autores. Series de TV, Internet, videogames: todos ellos fueron cada vez más entrando en los textos que alguna vez se vincularon solo a detectives y policías corruptos.
Los debates acerca del género y su historia, las influencias de autores, la autobiografía o el cómic variaron y circularon casi constantemente, pero si hay que rescatar un tema que se repitió en casi cada una de las discusiones este es, definitivamente, la violencia. Ernesto Mallo, ganador del premio Dashiell Hammetten el anterior festival, resumió una de las posturas más claras: `La violencia sigue presente, está en todas partes…incluso más cerca de lo que nosotros pensamos. Ser cómplice de algo, por ejemplo, callando, es también violencia y colaboración.´
La inmigración ilegal, Silvio Berlusconi, el nazismo, las dictaduras: todos fueron puestos sobre la mesa para ser examinados a fondo bajo la mirada atenta de los autores. `Una de las mejores formas para no olvidar el fascismo´, dijo Paco Taibó II, autor y director del festival, `es contando historias acerca de ello, no solo por venganza personal del autor, sino porque hay que contarlo.´
Leonardo Oyola, que con su novela Chamamé ganó este año el premio Hammett, explicó al auditorio español cómo factores sociales de la sociedad argentina actual también ayudaron a la formación de su última novela, Santería, publicado en el país por Negro Absoluto. Transcurrida la historia en su mayor parte en los “barrios pesados” de Buenos Aires, el flamante ganador vinculó ficción y realidad casi sin poder separarlas una de otra, siendo los contextos de la ciudad sus musas inspiradoras. Los otros títulos de la editorial, explicados por Sasturain, también contaron con una notable influencia sociopolítica: La década infame, la corrupción de los 90, la vida en las villas miseria; todos ellos fueron elementos que, más que decorativos, han sido consustanciales a la articulación de los relatos.
Semana Negra pasó y dejó marca. Dio a conocer a autores inéditos; aumentó las ventas de textos, muchos de ellos desconocidos, a un público amplio y variado; analizó el género y lo vinculó al mundo actual; desentrañó, aunque sea a modo de intento, las obsesiones que más presentes están en los escritores de este siglo. Defendió posturas, criticó a gobiernos, analizó sociedades, revisó el concepto de Literatura. A diferencia de muchos otros festivales literarios recientes, fue contemporánea a su tiempo y mostró, aunque sea por unas semanas, que el arte, la ideología y el negocio pueden funcionar e ir de la mano.
Luchino Sívori Liszewski
Fuente:www.negroabsoluto.com.ar/
Premio Dashiell Hammett sobre Novela negra
El argentino Leonardo Oyola ganó el Premio a la mejor novela negra
El galardón, que concede la Asociación Internacional de Escritores Policíacos en la Semana Negra de Gijón, España, le fue concedido por su novela Chamamé. En 2004, Leonardo Oyola había obtenido la tercera mención del Premio Clarín de Novela por Siete & el Tigre Harapiento.
El premio a la mejor novela negra que recibió el escritor argentino Leonardo Oyola por su obra Chamamé (editada en España el año pasado), fue compartido con el español Juan Ramón Biedma por su novela El imán y la brújula.
Por otro lado, la mexicana Sanjuana Martínez, con Prueba de la fe, la red de cardenales y obispos en la pederastia clerical, logró el Premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción, que concede el festival de la Semana de Literatura Negra en homenaje al periodista argentino asesinado por la dictadura militar.
El jurado del Premio Dashiell Hammett consideró "injusto" tener que desechar una de las dos mejores novelas presentadas este año y ha concedido el galardón "compartido" entre el español y el argentino.
El imán y la brújula es una novela política de la España de 1926, con una trama de espionaje en la que abundan situaciones extremas con el trasfondo del fin de la guerra de Marruecos.
Chamamé (ritmo musical bailable tradicional del noreste argentino) es un relato trepidante de una persecución de dos bandas de piratas del asfalto en un ajuste de cuentas por el robo del botín de un atraco, según explicó un emocionado Leonardo Oyola.
El Premio Rodolfo Walsh, que instauró hace años la organización de la Semana Negra en reconocimiento a la investigación periodística narrada en clave de novela, fue este año para una obra que ha provocado polémica en México y Estados Unidos.
Sanjuana Martínez investigó durante varios años casos de pederastia cometidos por sacerdotes católicos de ambos países y desveló la "trama oculta" de relaciones de la jerarquía eclesiástica con los gobiernos para que éstas no salgan a la luz.
Prueba de fe... es un libro de denuncia sobre al menos dos prominentes dirigentes católicos, los cardenales Norberto Rivera Carrera y Juan Sandoval Iñiguez, dijo la autora en una rueda de prensa.
Martínez afirmó que estos casos "siguen impunes porque no hay justicia en México" y acusó al presidente de su país, Felipe Calderón, de "encubrir estos crímenes del clero" sobre los que ha podido contabilizar un centenar de víctimas.
El argentino Carlos Salem obtuvo el premio Memorial Silverio Cañada a la primera novela negra publicada, con la obra Camino de ida, y el español Nacho Padilla logró el Premio Ateneo Obrero con Viaje al centro de una chistera.
El mexicano Antonio Sarabia fue galardonado con el Premio Espartaco a la mejor novela histórica por Troya al atardecer, un relato de guerra protagonizado por dos hermanos gemelos que luchan en distintos bandos.
La Semana Negra ha instaurado un nuevo premio de ciencia ficción, denominado Celsius 232, en referencia a la temperatura a la que arde el papel y que es el equivalente decimal de 451 fahrenheit, que ganó el español Javier Negrete con la obra Alejandro Magno y las Águilas de Roma.
El festival literario Semana Negra, que acoge la ciudad española de Gijón, en el norte, celebra este año su XXI edición con la asistencia de más de un centenar de autores de países de todo el mundo.
Fuente: EFE y Revista Ñ www.revistaenie.clarin.com/
lunes, 4 de agosto de 2008
El septimo circulo (Colección)
Listado de libros publicados por la Editorial Emece dirigida por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.
Fuente: http://mitiquisimo.blogspot.com/
Nº Autor Titulo
1 Nicholas Blake La bestia debe morir
2 John Dickson Carr Los anteojos negros
3 Michael Innes La torre y la muerte
4 Anthony Gilbert Una larga sombra
5 James M. Cain Pacto de sangre
6 Milward Kennedy El asesino de sueño
7 Vera Caspary Laura
8 Milward Kennedy La muerte glacial
9 Anton Chejov Extraña confesión
10 Richard Hull Mi propio asesino
11 James M. Cain El cartero llama dos veces
12 Eden Phillpotts El señor Digweed y el señor Lumb
13 Nicholas Blake Los toneles de la muerte
14 Enrique Amorim El asesino desvelado
15 Graham Greene El ministerio del miedo
16 Clifford Witting Asesinato en pleno verano
17 Patrick Quentin Enigma para actores
18 John Dickson Carr El crimen de las figuras de seda
19 Anthony Gilbert La gente muere despacio
20 James M. Cain El estafador
21 Patrick Quentin Enigma para tontos
22 E. C. R. Lorac La sombra del sacristán
23 Wilkie Collins La piedra lunar
24 Cora Jarret La noche sobre el agua
25 H. F. Heard Predilección por la miel
26 Michael Innes Los otros y el rector
27 Leo Perutz El maestro del Juicio Final
28 Nicholas Blake Cuestión de pruebas
29 Lynn Brock En acecho
30 Wilkie Collins La dama de blanco, 2 tomos
31 Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo Los que aman, odian
32 Anthony Gilbert La trampa
33 John Dickson Carr Hasta que la muerte nos separe
34 Michael Innes ¡Hamlet, venganza!
35 Nicholas Blake ¡Oh envoltura de la muerte!
36 E. C. R. Lorac Jaque mate al asesino
37 John Dickson Carr La sede de la soberbia
38 Eden Phillpotts Eran siete
39 Patrick Quentin Enigma para divorciadas
40 John Dickson Carr El hombre hueco
41 Lynn Brock La larga búsqueda del señor Lamousset
42 Eden Phillpotts Los rojos Redmayne
43 Richard Keverne El hombre del sombrero rojo
44 Raymond Postgate Alguien en la puerta
45 Anthony Gilbert La campana de la muerte
46 Nicholas Blake El abominable hombre de nieve
47 Robert Player El ingenioso señor Stone
48 Manuel Peyrou El estruendo de las rosas
49 Raymond Postgate Veredicto de doce
50 Patrick Quentin Enigma para demonios
51 Patrick Quentin Enigma para fantoches
52 John Dickson Carr El ocho de espadas
53 R. C. Woodthorpe Una bala para el señor Thorold
54 H. F. Heard Respuesta pagada
55 Michael Innes El peso de la prueba
56 H. F. Heard Asesinato por reflexión
57 Anthony Gilbert ¡No abras esa puerta!
58 James Hilton ¿Fue un crimen?
59 Anthony Berkeley El caso de los bombones envenenados
60 John Dickson Carr El que susurra
61 Patrick Quentin Enigma para peregrinos
62 Anthony Berkeley El dueño de la muerte
63 Patrick Quentin Corrriendo hacia la muerte
64 John Dickson Carr Las cuatro armas falsas
65 Anthony Gilbert Levante usted la tapa
66 Peter Curtis Marcha fúnebre en tres claves
67 Anthony Gilbert Muerte en el otro cuarto
68 Sidney Fowler Crimen en la buhardilla
69 Varios El Almirante Flotante (en colaboración)
70 John Dickson Carr El barbero ciego
71 Donald Henderson Adios al crimen
72 Graham Greene El tercer hombre y El ídolo caído
73 Edgar Lustgarden Una infortunada más
74 John Dickson Carr Mis mujeres muertas
75 Clifford Witting Medida para la muerte
76 Nicholas Blake La cabeza del viajero
77 Michael Burt El caso de las trompetas celestiales
78 Charles Dickens El misterio de Edwin Drood, prólogo de G. K. Chesterton
79 Cyril Hare Huésped para la muerte
80 Eden Phillpotts Una voz en la oscuridad
81 Marten Cumberland La punta del cuchillo
82 Michael Valbeck Caídos en el infierno
83 L. A. G. Strong Todo se derrumba
84 Will Ousler Legajo Florence White
85 Hugh Walpole En la plaza oscura
86 Richard Hull Prueba de nervios
87 Patrick Quentin El buscador
88 Bernice Carey El hombre que eludió el castigo
89 Elizabeth Eastman El ratón de los ojos rojos
90 Margaret Millar Pagarás con maldad
91 Nicholas Blake Minuto para el crimen
92 Edgar Lustgarden Veredictos discutidos
93 Norman Berrow Peligro en la noche
94 John Dickson Carr Los suicidios constantes
95 Michael Burt El caso de la joven alocada
96 Fernand Crommelynck ¿Es usted el asesino?
97 Guy Des Cars El solitario
98 Michael Burt El caso del jesuita risueño
99 Vera Caspary Bedelia
100 Thomas Walsh Pesadilla en Manhattan
101 Richard Hull El asesino de mi tía
102 Alexander Rice Guinness Bajo el signo del odio
103 Josephine Tey Brat Farrar
104 John Dickson Carr La ventana de Judas
105 Margaret Millar Las rejas de hierro
106 Anna Mary Wells Miedo a la muerte
107 John Dickson Carr Muerte en cinco cajas
108 Vera Caspary Más extraño que la verdad
109 C. S. Forester Cuenta pendiente
110 John Dickson Carr La estatua de la viuda
111 Gregory Tree Una mortaja para la abuela
112 Josephine Tey Arenas que cantan
113 Margaret Millar Muerte en el estanque
114 Pierre Very Los Goupi
115 J. C. Masterman Tragedia en Oxford
116 Robert Parker Pasaporte para el peligro
117 Eric Linklater El señor Byculla
118 Nicholas Blake El hueco fatal
119 Stanley Ellin El crimen de la callle Nicholas
120 Eden Phillpotts El cuarto gris
121 Marjorie Stafford La muerte toca el gramófono
122 Eric Warman Blando por dentro
123 María Angélica Bosco La muerte baja en el ascensor
124 Edward Atiyah La línea sutil
125 Julian Symons El círculo se estrecha
126 L. A. G. Strong Scolombe muere
127 William March Simiente perversa
128 Robert Burns Soy un fugitivo
129 Mary Fitt Claves para Christabel
130 Nicholas Blake Susurro en la penumbra
131 Vera Caspary El falso rostro
132 Richard Katz El caso más difícil
133 Julian Symons El 31 de febrero
134 Serge Groussard La mujer sin pasado
135 Cyril Hare Un crimen inglés
136 Anthony Boucher El siete del calvario
137 Charlotte Jay El ojo fugitivo
138 H. F. M. Prescott El muerto insepulto
139 Patrick Quentin Mi hijo, el asesino
140 Patrick Quentin El bígamo
141 John Dickson Carr El reloj de la muerte
142 Josephine Tey El muerto en la cola
143 Edmund Crispin El caso de la mosca dorada
144 Nina Bawden Trasbordo a Babilonia
145 Nicholas Blake La maraña
146 Marten Cumberland La puerta de la muerte
147 Patrick Quentin El hombre en la red
148 Nicholas Blake Fin de capítulo
149 John Dickson Carr Patrick Butler por la defensa
150 Beverly Nichols Los ricos y la muerte
151 Patrick Quentin Circunstancias sospechosas
152 Edin Lanham Asesinato en mi calle
153 Cyril Hare Tragedia en la justicia
154 Robert Harling La columnata interminable
155 Cornell Woolrich (William Irish) Violencia
156 Patrick Quentin La sombra de la culpa
157 Nicholas Blake Un puñal en mi corazón
158 Roy Fuller Fantasía y fuga
159 Nicholas Blake El crucero de la viuda
160 Margaret Millar Las paredes oyen
161 Raymond Chandler La dama del lago
162 E. C. R. Lorac Muerte por triplicado
163 Patrick Quentin El monstruo de ojos verdes
164 Wallace Reyburn Tres mujeres
165 Vera Caspary Evvie
166 Alex Fraser Lugares oscuros
167 Beverly Nichols Asesinato a pedido
168 Julian Symons La senda del crimen
169 Patrick Quentin Vuelta a escena
170 John Dickson Carr Pese al trueno
171 Nicholas Blake El gusano de la muerte
172 Margaret Millar Semejante a un ángel
173 Max Duplan Sanatorio de altura
174 Laurence Payne Claro como el agua
175 Vera Caspary El marido
176 Wade Miller El arma mortal
177 Patrick Quentin La angustia de Mrs. Snow
178 Marten Cumberland Y luego el miedo
179 James Hadley Chase Un loto para Miss Quon
180 Hillary Waugh Nacida para víctima
181 John Burke La parte culpable
182 Nicholas Blake La burla siniestra
183 James Hadley Chase ¿Hay algo mejor que el dinero?
184 Thomas Walsh Un ladrón en la noche
185 James Hadley Chase Un ataúd desde Hong Kong
186 Hillary Waugh Apelación de un prisionero
187 Maurice Moiseiwitsch Besa al ángel de las tinieblas
188 Ross Macdonald El escalofrío
189 Patrick Quentin Peligro en la casa vecina
190 Thomas Walsh Esconder a un canalla
191 Patrick Quentin Trasatlántico "Asesinato"
192 Edwin Lanham No hay escondite
193 Howard Fast El ángel caído
194 John Dickson Carr Fuego que quema
195 Ben Healey Al acecho del tigre
196 Patrick Quentin El esqueleto de la familia
197 Nicholas Blake La triste variedad
198 Herbert Brean Los rastros de Brillhart
199 James Hadley Chase Un ingenuo más
200 Ross Macdonald Dinero negro
201 Hillary Waugh La joven desaparecida
202 James Hadley Chase Una radiante mañana estival
203 John Bingham Un fragmento de miedo
204 John Dickson Carr El codo de Satanás
205 James Hadley Chase La caída de un canalla
206 Ross Macdonald El otro lado del dólar
207 Nicholas Freeling Cañones y manteca
208 Nicholas Blake La mañana después de la muerte
209 James Hadley Chase Fruto prohibido
210 James Hadley Chase Presuntamente violento
211 Nicholas Blake La herida íntima
212 Hillary Waugh El hombre ausente
213 James Hadley Chase La oreja en el suelo
214 Nicholas Blake Fin de capítulo
215 Hillary Waugh 30 Manhattan East
216 Nicholas Beverley Los ricos y la muerte
217 Ross MacDonald Enemigo insólito
218 John Dickson Carr Oscuridad en la Luna
219 John D MacDonald El fin de la noche
220 John Boland El derrumbe
221 James Hadley Chase Trato hecho
222 Nicholas Freeling ¡Tsing-Boum!
223 Hillary Waugh Corra cuando diga:¡ya!
224 James Hadley Chase Trato hecho
225 Hillary Waugh Muerte y circunstancia
226 Hillary Waugh Veneno puro
227 Ross Macdonald La mirada del adios
228 John D MacDonald La única mujer en el juego
229 Ellery Queen Besa y mata
230 Ellery Queen Asesinatos en la Universidad
231 James Hadley Chase El olor del dinero
232 Cornell Woolrich (William Irish) Plazo: Al amanecer
233 Paul Andreota Zigzags
234 Piero Chiara Los jueves de la señora Julia
235 Ben healey Las mujeres se dedican al crimen
236 Margaret Millar Sólo monstruos
237 John Dickson Carr Mediodía de espectros
238 John A. Graham Algo en el aire
239 Joseph Harrington El último timbre
240 James Hadley Chase Un agujero en la cabeza
241 Sidney Sheldon Cara descubierta
242 Cornell Woolrich (William Irish) No quisiera estar en tus zapatos
243 John A. Graham El robo del Cezanne
244 Ross MacDonald Costa Bárbara
245 Michael Z. Lewin Acertar con la pregunta
246 Paul Andreota El pulpo
247 John Dickson Carr Mansión de muerte
248 James Hadley Chase Peligroso si anda suelto
249 Robert Garret El fin de la persecución
250 Vera Caspary Retrato terminado
251 Cornell Woolrich (William Irish) La dama fantasma
252 James Hadley Chase Si deseas seguir viviendo
253 John Craig ¿Quieres ver a tu mujer otra vez?
254 Lillian O' Donell El teléfono llama
255 Michael Collins Acto de terror
256 Stanley Ellin El hombre de ninguna parte
257 David Anthony La organización
258 Michael Gilbert El cadaver de una chica
259 Michael Collins La sombra del tigre
260 Richard Neely El síndrome fatal
261 Bill Pronzini ¡Pánico!
262 Victor Canning Peón dama
263 David Anthony Sangre a la luz de la luna
264 Arthur Maling Traficante de Nieve
265 James Hadley Chase Estas solo cuando estas muerto
266 David Anthony Sangre a la luz de la luna
267 James Hadley Chase Sin dinero, a ninguna parte
268 Richard Neely La amante japonesa
269 Lillian O'Donnell No uses anillo de boda
270 James Hadley Chase Acuestala sobre los lirios
271 Kennetth Royce El hombre xyy
272 Victor Canning La efigie derretida
273 Stanley Ellin La especialidad de la casa
274 Gregory Cromwell Knapp La estrangulación
275 Robert Dennes El sudor del miedo
276 Dwight Steward Acupuntura y muerte
277 Arthur Maling Ding dong
278 Stanley Ellin Castillo de naipes
279 Roger Ivnees El llanto de Némesis
280 Lettice Cooper Te en domingo
281 Raymond Chandler Asesino en la luvia
282 David Westheimer La cabeza olmeca
283 Victor Canning Cresta roja
284 James Hadley Chase El biutre paciente
285 Michael Collins El grito silencioso
286 Peter Dickinson El oráculo envenennado
287 James Hadley Chase Con las mujeres nunca se sabe
288 John D Macdonald Cielo Trágico
289 Reg Gadney Luchar por algo
290 James Hadley Chase Hay un hippie en la carretera
291 John Bingham Cinco accesos al paraíso
292 Cornell Woolrich (William Irish) La novia vestia de luto
293 John D Macdonald Lamento turquesa
294 John Godey La muerte del año
295 Bill Pronzini Prisionero en la nieve
296 Dick Francis Golpe final
297 Lillian O' Donell Traficantes de niños
298 Cornell Woolrich (William Irish) Serenata del estrangulador
299 James Hadley Chase Un as en la manga
300 David Anthony La dama de medianoche
301 Walter Kempley Calculo de probabilidades
302 Victor Canning La marca de Kingsford
303 Lillian O' Donell Disque 577
304 James Hadley Chase Peces sin escondite
305 Kyril Bonfiglioli No me apuntes con eso
306 Kenneth Royce Operación leñador
307 Victor Canning El esquema Rainbird
308 Stanley Ellin La fortaleza
309 Kenneth Royce En el hampa
310 Dereck Marlowe La hermana de alguien
311 James Hadley Chase Toc toc quien es
312 Victor Canning La máscara del recuerdo
313 Nicholas Meyer Práctica de tiro
314 James Hadley Chase Si usted cree esto
315 Richard Neely Mientras el amor duerme
316 Gavin Lyall El pais de judas
317 James Hadley Chase Muerase, por favor
318 John Godey La hora azul
319 Dick Francis En el marco
320 Margaret Millar Pregunta por mi mañana
321 Peter Lovesay Figura de cera
322 Hillary Waugh Una novia para Hampton House
323 Lillian O'Donnell Trabajo mortal
324 Arthur Maling Juego Diabolico
325 Stanlei Ellin Viaje a Luxemburgo
326 Rex Stout Asunto de familia
327 Martha Albrand Zurich / AZ 900
328 Simon Brett Por orden de desaparicion
329 James Hadley Chase Considerate muerto
330 El caballo de Troya Hammond Innes
331 John Bingham Amo y mato
332 James Hadley Chase Tengo los cuatro ases
333 Dick Francis Olimpiada en Moscu
334 Margaret Millar El asesinato de Mrs Shaw
335 Joe Gores Al estilo Hammett
336 Hilary Vaugh Un loco en mi puerta
337 Donald Hamilton Los ejecutores
338 Kenneth Royce El toque de Satan
339 Alain Demouzon Crimenes imperfectos
340 Cornell Woolrich El negro sendero del miedo
341 Kyril Bonfigliori Detras de un revolver
342 Stanley Ellin La estrella deslumbrante
343 Kay Nolte Smith La espectadora
344 Dick Francis Riesgo mortal
345 Ngaio Marsh La foto en el cadaver
346 Hugh Macleave Ningun rostro en el espejo
347 Gene Thompson La prueba decisiva
348 Ellis Peters Un cadaver de más
349 Allain Demouzon El largo tunel
350 J. Crouley Cambio rapido
351 Donald Hamilton Los envenenadores
352 Ian Stewart Huelga fraguada
353 B. M. Gill Victimas
354 Leo Bruce El caso de la muerte entre las cuerdas
355 H. Paul Jeffers Asesinato en el club
356 Leo Bruce El caso para tres detectives
357 Andrew Garve Contragolpe
358 Josephine Bell Y si viniera el lobo
359 Peter May Rostros ocultos
360 Simon Brett Tanta sangre
361 Leo Bruce Un caso para el sargento Beef
362 Peter Lovesay El falso inspector Deew
363 Lionel Black Rescate para un desnudo
364 Leo Bruce Cabeza a cabeza
365 Liza Cody Engaño
366 Donald Hamilton Los intimidadores
367 Leo Bruce Sangre fria (*)
(*) nota: en la contraportada del nº 366 se anuncia esta novela que nunca llegó a aparecer, es un número fantasma.
Fuente: http://mitiquisimo.blogspot.com/
Nº Autor Titulo
1 Nicholas Blake La bestia debe morir
2 John Dickson Carr Los anteojos negros
3 Michael Innes La torre y la muerte
4 Anthony Gilbert Una larga sombra
5 James M. Cain Pacto de sangre
6 Milward Kennedy El asesino de sueño
7 Vera Caspary Laura
8 Milward Kennedy La muerte glacial
9 Anton Chejov Extraña confesión
10 Richard Hull Mi propio asesino
11 James M. Cain El cartero llama dos veces
12 Eden Phillpotts El señor Digweed y el señor Lumb
13 Nicholas Blake Los toneles de la muerte
14 Enrique Amorim El asesino desvelado
15 Graham Greene El ministerio del miedo
16 Clifford Witting Asesinato en pleno verano
17 Patrick Quentin Enigma para actores
18 John Dickson Carr El crimen de las figuras de seda
19 Anthony Gilbert La gente muere despacio
20 James M. Cain El estafador
21 Patrick Quentin Enigma para tontos
22 E. C. R. Lorac La sombra del sacristán
23 Wilkie Collins La piedra lunar
24 Cora Jarret La noche sobre el agua
25 H. F. Heard Predilección por la miel
26 Michael Innes Los otros y el rector
27 Leo Perutz El maestro del Juicio Final
28 Nicholas Blake Cuestión de pruebas
29 Lynn Brock En acecho
30 Wilkie Collins La dama de blanco, 2 tomos
31 Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo Los que aman, odian
32 Anthony Gilbert La trampa
33 John Dickson Carr Hasta que la muerte nos separe
34 Michael Innes ¡Hamlet, venganza!
35 Nicholas Blake ¡Oh envoltura de la muerte!
36 E. C. R. Lorac Jaque mate al asesino
37 John Dickson Carr La sede de la soberbia
38 Eden Phillpotts Eran siete
39 Patrick Quentin Enigma para divorciadas
40 John Dickson Carr El hombre hueco
41 Lynn Brock La larga búsqueda del señor Lamousset
42 Eden Phillpotts Los rojos Redmayne
43 Richard Keverne El hombre del sombrero rojo
44 Raymond Postgate Alguien en la puerta
45 Anthony Gilbert La campana de la muerte
46 Nicholas Blake El abominable hombre de nieve
47 Robert Player El ingenioso señor Stone
48 Manuel Peyrou El estruendo de las rosas
49 Raymond Postgate Veredicto de doce
50 Patrick Quentin Enigma para demonios
51 Patrick Quentin Enigma para fantoches
52 John Dickson Carr El ocho de espadas
53 R. C. Woodthorpe Una bala para el señor Thorold
54 H. F. Heard Respuesta pagada
55 Michael Innes El peso de la prueba
56 H. F. Heard Asesinato por reflexión
57 Anthony Gilbert ¡No abras esa puerta!
58 James Hilton ¿Fue un crimen?
59 Anthony Berkeley El caso de los bombones envenenados
60 John Dickson Carr El que susurra
61 Patrick Quentin Enigma para peregrinos
62 Anthony Berkeley El dueño de la muerte
63 Patrick Quentin Corrriendo hacia la muerte
64 John Dickson Carr Las cuatro armas falsas
65 Anthony Gilbert Levante usted la tapa
66 Peter Curtis Marcha fúnebre en tres claves
67 Anthony Gilbert Muerte en el otro cuarto
68 Sidney Fowler Crimen en la buhardilla
69 Varios El Almirante Flotante (en colaboración)
70 John Dickson Carr El barbero ciego
71 Donald Henderson Adios al crimen
72 Graham Greene El tercer hombre y El ídolo caído
73 Edgar Lustgarden Una infortunada más
74 John Dickson Carr Mis mujeres muertas
75 Clifford Witting Medida para la muerte
76 Nicholas Blake La cabeza del viajero
77 Michael Burt El caso de las trompetas celestiales
78 Charles Dickens El misterio de Edwin Drood, prólogo de G. K. Chesterton
79 Cyril Hare Huésped para la muerte
80 Eden Phillpotts Una voz en la oscuridad
81 Marten Cumberland La punta del cuchillo
82 Michael Valbeck Caídos en el infierno
83 L. A. G. Strong Todo se derrumba
84 Will Ousler Legajo Florence White
85 Hugh Walpole En la plaza oscura
86 Richard Hull Prueba de nervios
87 Patrick Quentin El buscador
88 Bernice Carey El hombre que eludió el castigo
89 Elizabeth Eastman El ratón de los ojos rojos
90 Margaret Millar Pagarás con maldad
91 Nicholas Blake Minuto para el crimen
92 Edgar Lustgarden Veredictos discutidos
93 Norman Berrow Peligro en la noche
94 John Dickson Carr Los suicidios constantes
95 Michael Burt El caso de la joven alocada
96 Fernand Crommelynck ¿Es usted el asesino?
97 Guy Des Cars El solitario
98 Michael Burt El caso del jesuita risueño
99 Vera Caspary Bedelia
100 Thomas Walsh Pesadilla en Manhattan
101 Richard Hull El asesino de mi tía
102 Alexander Rice Guinness Bajo el signo del odio
103 Josephine Tey Brat Farrar
104 John Dickson Carr La ventana de Judas
105 Margaret Millar Las rejas de hierro
106 Anna Mary Wells Miedo a la muerte
107 John Dickson Carr Muerte en cinco cajas
108 Vera Caspary Más extraño que la verdad
109 C. S. Forester Cuenta pendiente
110 John Dickson Carr La estatua de la viuda
111 Gregory Tree Una mortaja para la abuela
112 Josephine Tey Arenas que cantan
113 Margaret Millar Muerte en el estanque
114 Pierre Very Los Goupi
115 J. C. Masterman Tragedia en Oxford
116 Robert Parker Pasaporte para el peligro
117 Eric Linklater El señor Byculla
118 Nicholas Blake El hueco fatal
119 Stanley Ellin El crimen de la callle Nicholas
120 Eden Phillpotts El cuarto gris
121 Marjorie Stafford La muerte toca el gramófono
122 Eric Warman Blando por dentro
123 María Angélica Bosco La muerte baja en el ascensor
124 Edward Atiyah La línea sutil
125 Julian Symons El círculo se estrecha
126 L. A. G. Strong Scolombe muere
127 William March Simiente perversa
128 Robert Burns Soy un fugitivo
129 Mary Fitt Claves para Christabel
130 Nicholas Blake Susurro en la penumbra
131 Vera Caspary El falso rostro
132 Richard Katz El caso más difícil
133 Julian Symons El 31 de febrero
134 Serge Groussard La mujer sin pasado
135 Cyril Hare Un crimen inglés
136 Anthony Boucher El siete del calvario
137 Charlotte Jay El ojo fugitivo
138 H. F. M. Prescott El muerto insepulto
139 Patrick Quentin Mi hijo, el asesino
140 Patrick Quentin El bígamo
141 John Dickson Carr El reloj de la muerte
142 Josephine Tey El muerto en la cola
143 Edmund Crispin El caso de la mosca dorada
144 Nina Bawden Trasbordo a Babilonia
145 Nicholas Blake La maraña
146 Marten Cumberland La puerta de la muerte
147 Patrick Quentin El hombre en la red
148 Nicholas Blake Fin de capítulo
149 John Dickson Carr Patrick Butler por la defensa
150 Beverly Nichols Los ricos y la muerte
151 Patrick Quentin Circunstancias sospechosas
152 Edin Lanham Asesinato en mi calle
153 Cyril Hare Tragedia en la justicia
154 Robert Harling La columnata interminable
155 Cornell Woolrich (William Irish) Violencia
156 Patrick Quentin La sombra de la culpa
157 Nicholas Blake Un puñal en mi corazón
158 Roy Fuller Fantasía y fuga
159 Nicholas Blake El crucero de la viuda
160 Margaret Millar Las paredes oyen
161 Raymond Chandler La dama del lago
162 E. C. R. Lorac Muerte por triplicado
163 Patrick Quentin El monstruo de ojos verdes
164 Wallace Reyburn Tres mujeres
165 Vera Caspary Evvie
166 Alex Fraser Lugares oscuros
167 Beverly Nichols Asesinato a pedido
168 Julian Symons La senda del crimen
169 Patrick Quentin Vuelta a escena
170 John Dickson Carr Pese al trueno
171 Nicholas Blake El gusano de la muerte
172 Margaret Millar Semejante a un ángel
173 Max Duplan Sanatorio de altura
174 Laurence Payne Claro como el agua
175 Vera Caspary El marido
176 Wade Miller El arma mortal
177 Patrick Quentin La angustia de Mrs. Snow
178 Marten Cumberland Y luego el miedo
179 James Hadley Chase Un loto para Miss Quon
180 Hillary Waugh Nacida para víctima
181 John Burke La parte culpable
182 Nicholas Blake La burla siniestra
183 James Hadley Chase ¿Hay algo mejor que el dinero?
184 Thomas Walsh Un ladrón en la noche
185 James Hadley Chase Un ataúd desde Hong Kong
186 Hillary Waugh Apelación de un prisionero
187 Maurice Moiseiwitsch Besa al ángel de las tinieblas
188 Ross Macdonald El escalofrío
189 Patrick Quentin Peligro en la casa vecina
190 Thomas Walsh Esconder a un canalla
191 Patrick Quentin Trasatlántico "Asesinato"
192 Edwin Lanham No hay escondite
193 Howard Fast El ángel caído
194 John Dickson Carr Fuego que quema
195 Ben Healey Al acecho del tigre
196 Patrick Quentin El esqueleto de la familia
197 Nicholas Blake La triste variedad
198 Herbert Brean Los rastros de Brillhart
199 James Hadley Chase Un ingenuo más
200 Ross Macdonald Dinero negro
201 Hillary Waugh La joven desaparecida
202 James Hadley Chase Una radiante mañana estival
203 John Bingham Un fragmento de miedo
204 John Dickson Carr El codo de Satanás
205 James Hadley Chase La caída de un canalla
206 Ross Macdonald El otro lado del dólar
207 Nicholas Freeling Cañones y manteca
208 Nicholas Blake La mañana después de la muerte
209 James Hadley Chase Fruto prohibido
210 James Hadley Chase Presuntamente violento
211 Nicholas Blake La herida íntima
212 Hillary Waugh El hombre ausente
213 James Hadley Chase La oreja en el suelo
214 Nicholas Blake Fin de capítulo
215 Hillary Waugh 30 Manhattan East
216 Nicholas Beverley Los ricos y la muerte
217 Ross MacDonald Enemigo insólito
218 John Dickson Carr Oscuridad en la Luna
219 John D MacDonald El fin de la noche
220 John Boland El derrumbe
221 James Hadley Chase Trato hecho
222 Nicholas Freeling ¡Tsing-Boum!
223 Hillary Waugh Corra cuando diga:¡ya!
224 James Hadley Chase Trato hecho
225 Hillary Waugh Muerte y circunstancia
226 Hillary Waugh Veneno puro
227 Ross Macdonald La mirada del adios
228 John D MacDonald La única mujer en el juego
229 Ellery Queen Besa y mata
230 Ellery Queen Asesinatos en la Universidad
231 James Hadley Chase El olor del dinero
232 Cornell Woolrich (William Irish) Plazo: Al amanecer
233 Paul Andreota Zigzags
234 Piero Chiara Los jueves de la señora Julia
235 Ben healey Las mujeres se dedican al crimen
236 Margaret Millar Sólo monstruos
237 John Dickson Carr Mediodía de espectros
238 John A. Graham Algo en el aire
239 Joseph Harrington El último timbre
240 James Hadley Chase Un agujero en la cabeza
241 Sidney Sheldon Cara descubierta
242 Cornell Woolrich (William Irish) No quisiera estar en tus zapatos
243 John A. Graham El robo del Cezanne
244 Ross MacDonald Costa Bárbara
245 Michael Z. Lewin Acertar con la pregunta
246 Paul Andreota El pulpo
247 John Dickson Carr Mansión de muerte
248 James Hadley Chase Peligroso si anda suelto
249 Robert Garret El fin de la persecución
250 Vera Caspary Retrato terminado
251 Cornell Woolrich (William Irish) La dama fantasma
252 James Hadley Chase Si deseas seguir viviendo
253 John Craig ¿Quieres ver a tu mujer otra vez?
254 Lillian O' Donell El teléfono llama
255 Michael Collins Acto de terror
256 Stanley Ellin El hombre de ninguna parte
257 David Anthony La organización
258 Michael Gilbert El cadaver de una chica
259 Michael Collins La sombra del tigre
260 Richard Neely El síndrome fatal
261 Bill Pronzini ¡Pánico!
262 Victor Canning Peón dama
263 David Anthony Sangre a la luz de la luna
264 Arthur Maling Traficante de Nieve
265 James Hadley Chase Estas solo cuando estas muerto
266 David Anthony Sangre a la luz de la luna
267 James Hadley Chase Sin dinero, a ninguna parte
268 Richard Neely La amante japonesa
269 Lillian O'Donnell No uses anillo de boda
270 James Hadley Chase Acuestala sobre los lirios
271 Kennetth Royce El hombre xyy
272 Victor Canning La efigie derretida
273 Stanley Ellin La especialidad de la casa
274 Gregory Cromwell Knapp La estrangulación
275 Robert Dennes El sudor del miedo
276 Dwight Steward Acupuntura y muerte
277 Arthur Maling Ding dong
278 Stanley Ellin Castillo de naipes
279 Roger Ivnees El llanto de Némesis
280 Lettice Cooper Te en domingo
281 Raymond Chandler Asesino en la luvia
282 David Westheimer La cabeza olmeca
283 Victor Canning Cresta roja
284 James Hadley Chase El biutre paciente
285 Michael Collins El grito silencioso
286 Peter Dickinson El oráculo envenennado
287 James Hadley Chase Con las mujeres nunca se sabe
288 John D Macdonald Cielo Trágico
289 Reg Gadney Luchar por algo
290 James Hadley Chase Hay un hippie en la carretera
291 John Bingham Cinco accesos al paraíso
292 Cornell Woolrich (William Irish) La novia vestia de luto
293 John D Macdonald Lamento turquesa
294 John Godey La muerte del año
295 Bill Pronzini Prisionero en la nieve
296 Dick Francis Golpe final
297 Lillian O' Donell Traficantes de niños
298 Cornell Woolrich (William Irish) Serenata del estrangulador
299 James Hadley Chase Un as en la manga
300 David Anthony La dama de medianoche
301 Walter Kempley Calculo de probabilidades
302 Victor Canning La marca de Kingsford
303 Lillian O' Donell Disque 577
304 James Hadley Chase Peces sin escondite
305 Kyril Bonfiglioli No me apuntes con eso
306 Kenneth Royce Operación leñador
307 Victor Canning El esquema Rainbird
308 Stanley Ellin La fortaleza
309 Kenneth Royce En el hampa
310 Dereck Marlowe La hermana de alguien
311 James Hadley Chase Toc toc quien es
312 Victor Canning La máscara del recuerdo
313 Nicholas Meyer Práctica de tiro
314 James Hadley Chase Si usted cree esto
315 Richard Neely Mientras el amor duerme
316 Gavin Lyall El pais de judas
317 James Hadley Chase Muerase, por favor
318 John Godey La hora azul
319 Dick Francis En el marco
320 Margaret Millar Pregunta por mi mañana
321 Peter Lovesay Figura de cera
322 Hillary Waugh Una novia para Hampton House
323 Lillian O'Donnell Trabajo mortal
324 Arthur Maling Juego Diabolico
325 Stanlei Ellin Viaje a Luxemburgo
326 Rex Stout Asunto de familia
327 Martha Albrand Zurich / AZ 900
328 Simon Brett Por orden de desaparicion
329 James Hadley Chase Considerate muerto
330 El caballo de Troya Hammond Innes
331 John Bingham Amo y mato
332 James Hadley Chase Tengo los cuatro ases
333 Dick Francis Olimpiada en Moscu
334 Margaret Millar El asesinato de Mrs Shaw
335 Joe Gores Al estilo Hammett
336 Hilary Vaugh Un loco en mi puerta
337 Donald Hamilton Los ejecutores
338 Kenneth Royce El toque de Satan
339 Alain Demouzon Crimenes imperfectos
340 Cornell Woolrich El negro sendero del miedo
341 Kyril Bonfigliori Detras de un revolver
342 Stanley Ellin La estrella deslumbrante
343 Kay Nolte Smith La espectadora
344 Dick Francis Riesgo mortal
345 Ngaio Marsh La foto en el cadaver
346 Hugh Macleave Ningun rostro en el espejo
347 Gene Thompson La prueba decisiva
348 Ellis Peters Un cadaver de más
349 Allain Demouzon El largo tunel
350 J. Crouley Cambio rapido
351 Donald Hamilton Los envenenadores
352 Ian Stewart Huelga fraguada
353 B. M. Gill Victimas
354 Leo Bruce El caso de la muerte entre las cuerdas
355 H. Paul Jeffers Asesinato en el club
356 Leo Bruce El caso para tres detectives
357 Andrew Garve Contragolpe
358 Josephine Bell Y si viniera el lobo
359 Peter May Rostros ocultos
360 Simon Brett Tanta sangre
361 Leo Bruce Un caso para el sargento Beef
362 Peter Lovesay El falso inspector Deew
363 Lionel Black Rescate para un desnudo
364 Leo Bruce Cabeza a cabeza
365 Liza Cody Engaño
366 Donald Hamilton Los intimidadores
367 Leo Bruce Sangre fria (*)
(*) nota: en la contraportada del nº 366 se anuncia esta novela que nunca llegó a aparecer, es un número fantasma.
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