domingo, 20 de septiembre de 2009

Simenon, 20 años despues

Por Néstor Tirri Para LA NACION - Buenos Aires, 2009
Noticias de ADN Cultura


Fue Teresa, la última mujer de Georges Simenon, la ex ama de llaves italiana, quien se encargó de esparcir en el jardincito de la Avenue des Figuiers las cenizas de quien había sido su ilustre compañero. Él mismo lo había pedido, como para reunir sus despojos con otras cenizas, las de su hija Marie-Jo. Eran los primeros días de septiembre de 1989, en Lausana. Veinte años más tarde -o sea, en estos días, y en París- varios intelectuales y periodistas han recordado al inefable narrador de origen belga (había nacido en Lieja, en 1903) a través de una serie de emisiones radiales de France - Culture, para recorrer el itinerario vital de uno de los más prolíficos y exitosos escritores de la historia; cada uno de los cinco programas localizó al novelista en alguno de sus destinos: Lieja, París, Francia, Estados Unidos y la Suiza final, donde acabó sus días un 4 de septiembre.
En el último programa del ciclo se habló de un documental acerca del "hombre de las cien vidas", con comentaristas de excepción, su hijo John y el célebre entrevistador Bernard Pivot -entre otros-, quienes desglosaron las Memorias íntimas. No les pasó inadvertido que Simenon era consciente de su supremacía en el manejo del relato, en su maestría para dosificar la intriga. Y no sólo en la"liviandad" operativa del inspector Maigret; en las "novelas duras" -las que movieron a André Gide a considerar a su autor como uno de los grandes del siglo- despunta la tensión interna de pasiones contenidas, de impulsos destructivos, de una insoslayable crueldad que carcome el alma de personajes tortuosos.
Como la de él mismo, quizá, con su avidez por múltiples existencias, con sus experiencias de vida, más allá de la de la escritura, desde el desprecio de su madre (que hubiera preferido la muerte de él a la de su hermano Christian) al suicidio de su hija Marie-Jo. El rótulo de "nacido bajo el signo del exceso" se justifica en sus mil relatos, en las 80 lenguas a las que fueron traducidos, sus 10.000 mujeres, los 700 millones de ejemplares vendidos, sus 9500 personajes, y todo, como para contrastar con el exceso, en una espartana sencillez: "Boileau enseñaba que, si llueve, basta escribir que llueve, no que el cielo está llorando". En una galaxia distinta, Borges proclamaba principios semejantes. Así, con escasos 2000 vocablos de la lengua francesa trazó las oscuras peripecias de La nieve estaba sucia, de La viuda Couderc, de La habitación azul, de El hombre que miraba pasar los trenes...
© LA NACION

lunes, 1 de junio de 2009

La seducción de una buena historia


Diálogo / Vicente Battista

En Cuaderno del ausente , su nueva novela, el escritor narra, en clave policial, la vida del comisario Evaristo Meneses
Por Martín Lojo De la Redacción de LA NACION
Cuando una editorial le propuso escribir una novela histórica sobre Evaristo Meneses, un famoso comisario de la policía que capturó a grandes delincuentes en la década de 1960, Vicente Battista (Buenos Aires, 1940) pensó en declinar la oferta. "Yo sólo escribo por placer y ése no era un género que me atrajera", dice. Pero la pasión por una buena historia pudo más, y el escritor y periodista encontró la máscara perfecta: en lugar de escribir la historia de Meneses, narraría una investigación en clave policial sobre ella. Así nació el argumento de su última novela, Cuaderno del ausente : Benavides, un periodista cuarentón, indaga con indiferencia la vida del mítico comisario, hasta que conoce a una mujer que transformará su desinterés inicial en una obsesión.
-Evaristo Meneses fue un tipo muy duro. Hoy no hay ningún comisario que goce de ese prestigio, sino que salen en titulares acusados de tortura o corrupción. Meneses era todo lo contrario. Salía en primera plana por detener a grandes delincuentes, tan prestigiosos como él. También eran diferentes los códigos del ladrón. Meneses pertenecía a aquella camada. Iba siempre al frente con sus hombres. Hay detalles muy interesantes sobre su vida. Pintaba cuadros. Era sólo un copista, pero de todas maneras trabajaba con óleo, hacía dibujos. Era lector de Verlaine. Uno podría imaginar un comisario lector de Almafuerte pero no de un poeta tan sofisticado. Era un solitario que no se casó nunca. Vivió muchos años y murió de viejo. También hay datos inciertos. Por ejemplo, no hay una fecha exacta de nacimiento, se dice 1907 o 1917. Según la información que se tiene hay que rearmar la historia.
-¿Por qué no lo tomaste como protagonista?
-Para escribir necesito meterme en el personaje desde su creación. Con Meneses no puedo porque tuvo una vida propia. Me formé su perfil leyendo la biografía Meneses contra el hampa , de Yderla Anzoátegui y el abundante material de prensa que encontré en el archivo de Clarín . Pero es un personaje creado por los periodistas y los informes de los operativos que hizo. Tomé su historia sólo como referencia, para contar la de Benavides, el periodista que investiga su vida. Si hay algo en lo que no creo es en la non-fiction . Cuando Walsh escribe Operación masacre o Capote A sangre fría , trabajan con hechos reales, pero son escritores. Seguramente encuentran algún detalle real que desvía el nudo narrativo y lo cambian por algo que sí funcione, ahí nace la ficción. Non-fiction no significa verdad; a lo sumo la verdad que puede dar la literatura. Por eso para contar la vida de Meneses necesitaba un narrador atractivo pero en el que no se pudiera confiar del todo. Creé a ...rika, una ex prostituta que, según le cuenta a Benavides, fue amante del comisario y se retiró para ser su prostituta exclusiva. Algo muy difícil de creer, lo que ya genera la duda de si miente o no. Su relato puede ser falso, y seguramente lo es.
-Una de las hipótesis de la novela es que no hay una verdad de fondo tras la narración.
-Es cierto, siempre cito dos cuentos célebres de Akutagawa, "En el bosque" y "Rashomon", que cuentan la historia de un juez que escucha el testimonio de los testigos del asesinato de un samurai. Un monje budista, una anciana, un delincuente, la esposa del samurai? cada uno da su versión. La esposa dice que luego de que el bandolero la violó, su marido le pidió que lo matara para salvar el honor. El bandolero, que la mujer le exigió que matase al samurai. Incluso la víctima cuenta su historia, distinta a las otras, a través de un espiritista. Todas las historias son posibles, pero ¿cuál es real? Me planteo este problema, no sólo en este caso, sino para toda la literatura. Hemingway explica esa idea literaria con la metáfora del iceberg y Vargas Llosa, con la idea del "dato oculto": contar sólo una parte de la historia y que el resto quede por cuenta del lector. Es válido lo que se cuenta pero, sobre todo, lo que no se cuenta y está en el relato. Ahí es donde aparecen las ambigüedades. Sin ellas, sólo queda una literatura de best seller que no te hace pensar nada, con personajes sin fisuras. La gran literatura... está llena de contradicciones. Eso la hace más sabrosa.
-Siempre trabajás en los límites del policial, tanto para romper sus reglas como para hablar de otros temas a través de él.
-Toda historia tiene algo de policial, tiene que descubrir algo, resolver un enigma. De ahí que repudie esa corriente de la "no narratividad", me parece muy aburrida. Desde nuestros orígenes no hacemos otra cosa que contar historias.
-¿Por qué aún es posible que se sigan escribiendo y leyendo policiales?
-Su capacidad de reformulación. El policial de enigma, con Poe, Conan Doyle, Agatha Christie, es un género que se agota pronto. Sin el policial negro se hubiese asfixiado en el puro ingenio. Entonces, como decía Chandler, Hammet sacó el jarrón veneciano de la sala y lo tiró al barro de la calle. En el policial negro no importa quién es el asesino, se justifica por la violencia. Se nutre de lo que pasaba en los años 30, con la ley seca y una violencia gangsteril. Ahora esa violencia se da en otros niveles: el Vaticano, las grandes empresas, como lo mostró Coppola en la tercera parte de El padrino . Los personajes del policial negro no existen más. Ahora hay otro policial, como el de las novelas de Mankell, escritas al estilo de Dickens, muy extensas y detalladas. El policial sobrevive porque se reinventa constantemente.
© LA NACION

martes, 31 de marzo de 2009

Medio siglo sin Raymond Chandler, el creador del detective Philip Marlowe





Medio siglo sin Raymond Chandler, el creador del detective Philip Marlowe
A los 51 años publicó su primera novela, El sueño eterno, en la que aparecía por primera vez uno de los detectives más legendarios en la historia de la literatura. A 50 años de la muerte de Chandler, sus historias –muchas de ellas llevadas al cine– ya son un clásico del policial negro que todavía atrapan a lectores de todo el mundo.

EL SUEÑO ETERNO. Esta primera novela con el detective Philip Marlowe, que Chandler publicó en 1939, tuvo su primera adaptación al cine en 1946 dirigida por Howard Hawks, con Humphrey Bogart en la piel del detective y Lauren Bacall como la perfecta "femme fatale".
RAYMOND CHANDLER. Luego de la muerte de su esposa Cissy Hurlbut, en 1954, el novelista se refugió en el alcohol y tuvo varios intentos de suicidio.

El jueves 26 de marzo se cumplen 50 años de la muerte de Raymond Chandler, autor legendario de la novela negra estadounidense, cuya influencia se extendió al campo cinematográfico gracias al detective privado Philip Marlowe, interpretado, entre otros, por Humphrey Bogart o Robert Mitchum.Si la literatura ha dado inolvidables personajes de ese estilo, Philip Marlowe se encuentra en el olimpo de los más recordados, junto al Sam Spade de Dashiell Hammett, el Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan-Doyle y el Hércules Poirot de Agatha Christie.Marlowe, uno de los primeros grandes antihéroes de EE.UU., resulta irónico, cínico y bruto a la par que encantador, todo un arquetipo de la masculinidad. "Hizo que la corrupción y el vicio fueran extremadamente atractivos", sostiene el periódico Los Angeles Times.Chandler tenía 51 años cuando publicó su primera novela, El sueño eterno, en 1939. En esta historia introducía a Philip Marlowe, un maduro detective privado de 38 años, hombre de honor y caballero moderno, con una cierta educación. En esta historia, Marlowe se mueve por el lado oscuro de Los Angeles en los años 30 y ayuda a salvar de un infarto a un millonario rescatando a su hija de una posible trama de chantaje.Después llegarían otras dentro del género del policial negro como Adiós muñeca (1940), La ventana siniestra (1942), La dama del lago (1943), La hermana pequeña (1949), El largo adiós (1954), Playback (1958) y la inconclusa Poodle Springs (1959), que fue rematada por su admirador Robert B. Parker. Todas ellas con Marlowe como protagonista y como extensión sobre el papel de su propio autor.La primera adaptación al cine de El sueño eterno fue el clásico del cine negro dirigido por Howard Hawks en 1946, con Bogart en la piel del detective y Lauren Bacall como la perfecta "femme fatale".Años después, en 1978, fue Robert Mitchum quien tomó el relevo de Bogart en una nueva versión realizada por Michael Winner. El actor estadounidense repetía por entonces ese personaje, ya que en 1975 protagonizó Farewell, My Lovely, de Dick Richards.A Marlowe también lo encarnaron otros actores como Dick Powell, George Montgomery, Robert Montgomery, James Garner, Elliot Gould y James Caan, el más reciente (Poodle Springs, 1998), quienes insuflaron al papel las necesarias dosis de humanidad y hasta cierta ternura.Además Chandler redactó más de veinte relatos cortos detectivescos –los primeros fueron publicados en las revistas "pulp" Black Mask y Dime Detective– así como un par de ensayos, sobre todo El simple arte de matar, donde nació la expresión "mean streets" ("malas calles"), usada por Martin Scorsese en una de sus primeras películas.El cine, no obstante, fue siempre objeto de deseo para Chandler, quien colaboró en los guiones de Perdición (1944), de Billy Wilder, y Extraños en un tren (1951), de Alfred Hitchcock, basada en la novela de Patricia Highsmith.El único libreto que redactó por sí mismo fue el de la película The Blue Dahlia (1946), con Alan Ladd y Veronica Lake, por la que fue candidato al Oscar.Chandler, nacido en Chicago (Illinois) en 1888, se casó en 1924 con Cissy Hurlbut, una mujer 18 años mayor que él con la que había comenzado una relación cinco años antes, cuando ésta estaba casada, y con la que nunca tuvo hijos.Tras la muerte de Cissy en 1954, el novelista emprendió un descenso a los infiernos ahogado en alcohol, que le llevó a varios intentos de suicidio.Cuando murió en San Diego (California) el 26 de marzo de 1959, a los 70 años, dejó todo su patrimonio –60.000 dólares y los futuros ingresos por derechos de autor– a su amiga y agente literaria, Helga Greene.En las novelas de Chandler, además de sus personajes, el contexto cobra una gran importancia. Sus personajes se desenvuelven en un hábitat que el escritor conocía muy bien: Los Angeles, una ciudad tan brillante en su exterior como vacía en su interior, según la novelista Judith Freeman, autora de El largo abrazo: Raymond Chandler y las mujeres que amó.En ese libro Freeman sostiene que Chandler describió a la perfección "la soledad estadounidense", retratada en esa ciudad californiana por "gente abandonada en el paraíso, entre la abundancia y la riqueza extrema", como policías al margen de la ley, médicos drogadictos, matones ingenuos y millonarias con la intención de engrosar, de cualquier forma, su patrimonio. Fuente: EFE

lunes, 23 de febrero de 2009

Abogada mató a un vigilador al confundirlo con un ladrón

Ocurrió en Pinamar. La letrada le disparó varias veces. Ya recuperó la libertad

Un empleado de una empresa de monitoreo por alarmas fue asesinado a balazos en Pinamar, precisamente cuando concurrió a una vivienda de esa ciudad balnearia por un llamado genérico de auxilio.
Según fuentes policiales, el terrible episodio ocurrió en la madrugada del sábado pasado, en una finca ubicada sobre la calle Toninas, cuando una abogada de capital federal, de 69 años, que se encontraba en el lugar en compañía de su esposo, al parecer de vacaciones, abrió fuego al encontrarse con un desconocido en el living de su domicilio.
Con un arma calibre 38, Marta Taboada, la ahora imputada en una causa por "homicidio simple", que investiga la Justicia Penal de Dolores, disparó al menos cuatro veces. Y varios de los proyectiles impactaron en la humanidad de la víctima, que falleció prácticamente en el acto.
Voceros del caso explicaron que el vigilador, identificado como Miguel Morales, de 31 años, bombero voluntario y padre de dos hijos, encontró una llave del lado de afuera de la puerta principal de entrada a la casa e ingresó para ver qué estaba sucediendo.
Una de las hipótesis que manejan los pesquisas es que Morales trató de activar la alarma para que personal de la comisaría jurisdiccional, a cargo del capitán Damato, se acercara a ese domicilio.
Del otro lado, Taboada, presa de un ataque de pánico ante lo que creyó el ingresó de un ladrón al inmueble, sacó un arma y empezó a los tiros.
Al parecer, fue el perro de la abogada el que puso al descubierto el ingreso de una persona a la vivienda. Así, poco después, todo terminó de la peor manera y en medio de un gran alboroto vecinal.

QUEDO LIBRE
Sobre la situación procesal de la letrada, los informantes aclararon que, tras ser indagada por el fiscal que investiga el hecho, recuperó inmediatamente la libertad, porque "se entendió que no tratará de eludir el accionar judicial y tampoco existen elementos que permitan sospechar que puede darse a la fuga", expresó una calificada fuente de tribunales.
En la audiencia, Taboada habría explicado con lujo de detalles lo ocurrido, más allá de que, como se dijo, por ahora seguirá imputada en una causa por "homicidio simple", que establece penas de entre 8 a 25 años de prisión.
De todas formas, se sabe que la defensa intentará atenuar su responsabilidad en el episodio, a partir de que la mujer actuó ante el temor de sufrir un mal grave e inminente, por la presencia de un extraño dentro de su propia casa.

Fuente: Diario El Día

Usan más imágenes de santos para marcar sitios donde venden drogas

Utilizan pasacalles dedicados a veneraciones religiosas para señalar lugares "seguros" donde comercializan estupefacientes

Las nuevas estrategias que adoptan los vendedores de droga barriales para llevar adelante su actividad no dejan de sorprender a las autoridades: similar a lo que ocurriera con San Expedito, ahora utilizan pasacalles dedicados a veneraciones religiosas como San Jorge y Santa Rita, para señalar sitios “seguros” para el menudeo de estupefacientes.
Así lo aseguran vecinos de los barrios porteños de Constitución y Monserrat, que además denuncian que por allí circulan taxis utilizados para el delivery de drogas, que llevan una zapatilla colgando de un gancho para ser identificados por los eventuales clientes.
En diciembre pasado se publicó un informe que daba cuenta que en distintas zonas de Capital Federal y el conurbano los “dealers” barriales utilizaban la imagen y prestigio de San Expedito para “marcar territorio”, con pasacalles que indican al adicto la presencia de una “zona liberada o protegida” para la venta de sustancias prohibidas.
Ahora la ONG “Defendamos Buenos Aires” advierte sobre la existencia de nuevas modalidades para la venta de droga. El titular de la entidad, Javier Miglino, presentó un escrito ante la SEDRONAR (Secretaría Antidrogas) a fin de que investigue estas maniobras.
Aunque para muchos se trata de mitos o leyendas urbanas, lo cierto es que estas modalidades parecen confirmarse con la enorme cantidad de carteles callejeros con leyendas que hacen alusión a estas veneraciones religiosas y con la observación de vehículos de alquiler que llevan colgando algún tipo de calzado.
“Gracias por lo concedido San Jorge y Santa Rita”, es el eslogan que con variaciones se repite en calles de Constitución y Monserrat en la forma de un pasacalle, dando cuenta de un particular fenómeno que se relaciona a la devoción que despiertan el patrono de la valentía y la santa de la causas imposibles, pero que en muchos casos también tiene vinculación con la venta de drogas, principalmente cocaína, marihuana y paco.

Marcan territorio
El abogado Javier Miglino dio detalles sobre las denuncias de los vecinos de Constitución y Monserrat. “Los carteles estaban colocados a metros de un kiosco y una vivienda donde se venden sustancias prohibidas.
Lo extraño es que en general los pasacalles son retirados por el gobierno pero en este caso persisten. Y por otro lado, nos enviaron fotos de taxis utilizados para hacer delivery, con esta particular identificación. Llama la atención que circulen tranquilamente por la Ciudad ante la vista de la Policía”, comentó.
Los preocupados vecinos expresaron su indignación ante la intensa actividad que despliegan los “dealers” barriales, quienes han colgado a metros de sus domicilios carteles de tela con la mencionada leyenda, involucrando a los santos.
Miglino sostuvo que “la gente evita pasar por estas calles, por eso reclaman soluciones a las autoridades. Dicen que después de las 8 de la noche no pueden salir de sus casas porque son amenazados por los ‘dealers’. Se sienten vigilados. Ya presentamos ante la SEDRONAR este material para que tome cartas en el asunto”.
Desde los sindicatos de peones y conductores de taxis, en tanto, se sorprendieron por las versiones que vinculan a los vehículos de alquiler con la distribución de estupefacientes. “Nunca vimos un taxi con una zapatilla colgando y no creemos que haya choferes involucrados”, apuntaron.

Impunes
Por su parte, Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidrogas, indicó que “la modalidad (de los pasacalles) es una continuación de las clásicas zapatillas colgadas de los cables de tensión, para marcar el lugar donde negocian. Y utilizan a un santo como parte del marketing. Pero al margen de esta cuestión, lo siniestro es que los dealers no podrían operar con tanta impunidad si existiera verdadera voluntad institucional de perseguirlos para que no destruyan la vida de los chicos”.
“No sabía que había taxis con esta identificación pero sí que hay grupos que son utilizados como delivery, y llevan cintas colgadas en el espejo retrovisor. Y facturan sumas más que interesantes con esta actividad. También hay remises que hacen el reparto”, concluyó Izaguirre.


Fuente: Diario El Día

domingo, 25 de enero de 2009

Renovado pedido de justicia a 12 años del asesinato de Cabezas



En un nuevo aniversario del crimen, la familia de la víctima lamentó que no haya habido avances en la causa. Gladys, hermana del reportero gráfico, criticó las liberaciones de "los horneros" y, especialmente, de Ríos


Gladys Cabezas, la hermana del reportero gráfico asesinado hace 12 años, lamentó hoy, al cumplirse un nuevo aniversario del crimen de José Luís, que la Justicia no haya avanzado en el caso y que estén libres los presuntos homicidas.

“Uno realmente no llega a comprender por qué no se ha hecho justicia en este caso. ¿Por qué alguien que según la justicia es el autor material del crimen puede recuperar la libertad en tan poco tiempo?, se preguntó la mujer en referencia a Gregorio Ríos, el ex mano derecha de AlfredoYabrán que goza de prisión domiciliaria.

“Seguro sigue manejando sus empresas, sigue con sus trabajos, su familia, sigue viviendo en el mismo lugar. Tiene los beneficios como cualquiera de nosotros que nos levantamos, que vamos a trabajar todos los días, que no cometemos ningún crimen, que no nos metemos con nada. El sigue siendo un ciudadano igual”, dijo la mujer.

En ese sentido, siguió: “Es la justicia, es la justicia que tenemos, como lo que pasó con este chico Bergara, bueno siempre en Pinamar, siempre la policía, es tremendo”.

Cabezas fue asesinado de dos balazos el 25 de enero de 1997 y su cadáver fue hallado esposado y calcinado dentro del automóvil que usaba para cubrir la temporada en Pinamar en una cava de un camino rural del partido bonaerense de General Madariaga.

De acuerdo a lo que quedó acreditado en la justicia, el empresario Alfredo Yabrán había instruido a su jefe de custodia, el ex sargento del Ejército Gregorio Ríos, que mande asesinar a Cabezas porque le molestaban sus guardias periodísticas.

Cabezas había fotografiado a Yabrán junto a su esposa caminando por la playa en Pinamar, y esa foto que ilustró la tapa de la revista Noticias en 1996 fue la primera que hizo público el rostro del poderoso empresario.

"Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente", repetía Yabrán a sus allegados para explicar que el secreto de su éxito radicaba en que su rostro no debía ser conocido.

El ex oficial Gustavo Prellezo aceptó la propuesta de Ríos y convocó a cuatro ladrones del barrio platense de Los Hornos -que robaban para él en la costa- para que hicieran el trabajo sucio.

Fue así como los miembros de la denominada banda de "Los horneros", José Luis Auge, Horacio Anselmo Braga, Sergio Gustavo González y Héctor Miguel Retana viajaron a Pinamar para "asustar a un fotógrafo".

Según declararon los "horneros", ellos se encargaron de "levantar" a Cabezas en Pinamar y lo llevaron hasta la cava donde Prellezo los asesinó de dos balazos.

También declararon ante la justicia que los oficiales Sergio Camaratta y Aníbal Luna participaron de la logística de Prellezo y hasta les mostraron a quién debían "asustar".

Todos terminaron presos por orden del juez de Dolores José Luis Macchi, con excepción de Yabrán, quien se suicidó de un escopetazo en la boca, cuando llegó la policía a detenerlo en uno de sus estancias de Entre Ríos.

Los tres ex policías, los cuatro delincuentes de Los Hornos y el custodio de Yabrán, fueron condenados en febrero de 2000 a penas de prisión y reclusión perpetua, por un tribunal local de Dolores, integrado por los jueces Susana Miriam Darling Yaltone, Raúl Pedro Begué y Jorge Luis Dupuy.

En 2002, el tribunal de Casación bonaerense les redujo la condena a todos, menos a Prellezo, porque su defensa apeló un día después de vencido el plazo legal para hacerlo.

A raíz de esas reducciones y beneficiados por el sistema "2x1" los "Horneros", con excepción de Retana, que murió en prisión, recuperaron su libertad en 2006 y a Ríos lo benefició la Cámara de Dolores con la prisión domiciliaria.

De esta manera, sólo Prellezo y el ex comisario de Pinamar Alberto Pedro "La liebre" Gómez -condenado en un segundo juicio oral-, son los dos únicos que cumplen su pena en la cárcel.


Fuente: Diario El Día

lunes, 12 de enero de 2009

Los libros, la política y la aventura




Periodista, narrador, guionista y poeta, Sasturain ha logrado últimamente concitar audiencia para un programa nocturno sobre libros. Lo conduce con amenidad y es un éxito. Aquí, el autor del guión de Perramus y de novelas y relatos, habla con el también escritor Marcelo Birmajer sobre géneros literarios, historietas, los años 60, el peronismo.
Por: Marcelo Birmajer



La primera vez que vi a Sasturain, él estaba jugando al fútbol. Esto no tendría nada de particular, de no ser porque se desplazaba en una silla giratoria. Y tampoco sería especialmente recordable si no agregara que el partido sucedía en una redacción, con una pelota de papel. La revista era Fierro y Sasturain era el director. Yo llegaba con una nota escrita a máquina, arrugada, literalmente hecha un bollo. Probablemente la pelota de papel fuera más prolija que mi nota. Pero de algún modo aquella fue la primera vez que me pagaron por un artículo. Era el invierno de 1986. Maradona en su mejor momento. La Argentina, al borde de abandonar uno de sus mejores momentos. Trabajar en Fierro era acceder a la cornisa más divertida de la cultura. Allí se reunían figuras nuevas como los dibujantes Tati y Podetti. Pablo De Santis acababa de ganar el premio al mejor guión; Juan Pablo Gonzalez –Max Cachimba– al mejor dibujo. Y las plumas más importantes de la historieta y el humor: Altuna, Trillo, Nine, Fontanarrosa, Limura, por sólo mencionar algunos. Juan Manuel Lima llevaba el arte de la revista. Todo sucedía dentro de La Urraca, la inolvidable editorial de Andrés Cascioli.

La revista era una idea de Sasturain, y parecía, también, una puesta en escena de su imaginería: coincidían en esa redacción verdaderos eruditos del policial y monjes de la cinefilia, como Angel Faretta; devotos de la poesía y fanáticos seriales de la ciencia ficción. Ricardo Barreiro, por ejemplo, que nos dejó hace ya unos años, guionista de El Instituto , dibujada por Solano López, solía comentarme que si en el futuro le ofrecían implantarse neuronas artificiales, no pensaba negarse. Sospecho que Barreiro, como tantos otros que fatigaron aquella pequeña oficina con vista a la calle Venezuela –no obstante parecía una casona infinita, que nunca sería tomada–, continuaría hoy tan adelantado a su tiempo como entonces. Como dice Rod Stewart: cuando nosotros éramos los chicos nuevos. El propio Sasturain se acaba de aparecer por la televisión y ya lleva dos temporadas de Ver para leer, sorprendiendo a los espectadores; hace unas cosas rarísimas con ese tema tan frágil y difícil, la literatura.

No he vuelto a visitar una redacción donde se respirara más diversidad, exotismo y libertad. Pero sí visito, 22 años después, la casa de Sasturain en la calle Defensa: el domicilio de la aventura.

El tiempo ha pasado de dos modos muy distintos por Sasturain y por mí. Como si dos pasajeros, en un mismo tren, viajaran en dos direcciones distintas. Sasturain está igual: el mismo tipo de calvicie, la misma cara, la misma forma de hablar. Yo en cambio, como dice la canción mexicana, tengo el pelo completamente blanco. Me cuesta recordar nombres. Y escupo cuando hablo.

La casa de Sasturain tiene algo de aquella redacción de Fierro: no sólo porque está en el mismo barrio. En medio de la mesa, junto al mate, hay un diccionario bíblico; dentro del libro, a modo de señalador, la cubierta de un DVD de Los 39 escalones , de Hitchcock. Por cualquier parte sigue apareciendo Borges, a quien Sasturain me aconsejó leer cuando yo todavía era más ciego que el Maestro. Incunables de Goodis, Jim Thompson, otros logros docentes de Sasturain. Y Salinger, Hammet, Chandler... Creo que de mi fondo literario, los únicos tres que no me recomendó Sasturain son Bashevis Singer, Somerset Maugham y Lion Feuchtwanger. Justo cuando llego a su casa vengo releyendo El agente secreto , de Maugham, y como es de los pocos de los que puedo hablar de igual a igual con él –porque, sin habérmelo presentado, sé que compartimos la afición–, le comento:

–Graham Greene le robó dos ideas a Maugham. Una es la idea de El fin de la aventura , una de las mejores novelas de Greene (la mejor, para mí, sigue siendo El americano impasible ). En Una hora antes del amanecer , la novela de Maugham, un personaje femenino le ofrece a Dios dejar de ver a su amante a cambio de que lo conserve con vida. La Sarah de El fin de la aventura hace lo mismo. La otra la sacó Greene de El agente secreto : en el cuento llamado "Gustavo", el personaje escribe falsos informes de espionaje; igual que en Nuestro hombre en La Habana , de Greene. Y para colmo, Greene se permite escribir un ensayo perdonándole la vida a Maugham, diciendo que sí, que es un buen contador de historias, pero que escribe en un lenguaje convencional.

–No debe haber sido fácil escribir ni siquiera esas tibias palabras a favor de Maugham, en ese momento –me corrige Sasturain–. Lo que queda es que lo defendió en un momento en que todos lo atacaban. Y la verdad es que a Maugham lo atacaron durante toda su vida como escritor.

Desde aquel 1986, y hasta ahora, siempre te veo señalando lo que no está en el escaparate, ya sea un libro, un guión o una película. De hecho, tu programa en televisión está hecho de tal modo que siempre parece algo casual; nunca una consagración de nada.

Las recuperaciones dependen, entre comillas, de las coyunturas y de las olas literarias. Hay cosas que se ponen de moda en un determinado momento... Lo importante a veces es cierta lectura que no necesariamente corresponde a la época. Puntualmente, en la crítica de libros, no creo haber sido demasiado heterodoxo, solamente en algún momento. Pero sí me gusta recordar que durante el año 81, por ejemplo, escribí para un medio atípico como era la revista Humor, sobre toda la literatura argentina que se publicó ese año. Haber acompañado Respiración artificial , de Piglia; o Maldición eterna a quien lea estás páginas , de Puig, por recordar sólo dos, bueno, no está mal.

Yo creo que en tu caso hay una paradoja. Por un lado, trabajas con géneros considerados marginales: la historieta, el policial, el western. Pero vos, en lo personal, nunca tenés una actitud juvenil o transgresora. Sos lo que yo definiría como una persona normal. Ni siquiera fuiste de izquierda.

No, porque fui peronista siempre, por mi viejo, por la historia de mi familia. Además, cuando era pendejo, en mi primera adolescencia fui católico ferviente, es decir que tengo un camino distinto que otros. Cuando otros agarraban la bandera de la militancia, yo agarré la bandera de la militancia espiritual, digamos. La época de la búsqueda de absoluto... pero también pasé por la protoguerrilla.

¿Por la protoguerrilla?... ¿Por Montoneros?

No, proto... Las Far.

¿Cuánto te duró eso?

Un año y medio largo. Desde el 69 hasta el 71. Sobre todo por el contacto con un hombre excepcional: Carlitos Olmedo. Jugábamos al fútbol en la facultad, él me reclutó.

¿Y por qué te vas?

No sé, eso no lo sé, pero no era para mí. Podía reconocer la justicia de la causa, podía entender las razones por las cuales había entrado, pero también sentía las razones personales. En la adolescencia, fue abrazar el cristianismo como una forma de solución mágica a todas las cuestiones... una casa donde encontrás todas las respuestas. Entonces vivo tranquilamente a los 14, 15 años, que tenés un flor de quilombo. Si le tenés mucho temor a los cambios o a hacerte las grandes preguntas, encontrás una buena receta y te metés ahí. De algún modo la militancia revolucionaria te contestaba... y le daba sentido a tu vida. Pero en algún momento me di cuenta de que había algo que podía ser válido para muchos, pero no lo era para mí. Llamalo una cuestión de piel. Yo seguí militando pero no allí.

Aparece Diego, el hijo mayor de Sasturain, al que conozco desde que era más bajo que yo. Ahora creo que me lleva una cabeza. También es novelista. El hijo del medio, Tuto, vive en Barcelona y se dedica al tatoo. Lola, la hija menor, quiere estudiar cine. Nos retiramos de este breve capítulo de la vida de Sasturain.

¿Y es esa búsqueda de absoluto lo que te lleva a buscar estos géneros marginales, poco reconocidos; como si la verdad no pudiera estar expuesta?

Hay dos cosas distintas. Una es la validación de las experiencias personales, que tiene que ver con aquellas cosas que te han hecho feliz, aquellas cosas que te llenaron el alma. Y a mí me pasó con ciertas cosas que reivindico siempre como fundantes. Una puede ser la práctica del fútbol; otra puede ser la lectura de formación, que en mi caso, que es un caso generacional, tuvo que ver con la lectura de cierto tipo de aventuras. Las aventuras pasaban por la historieta y la reivindicación de la historieta viene por ahí. Es la aventura como lugar existencial, como el lugar de las preguntas por el sentido. La aventura es la situación límite en que te jugás no la vida, sino el sentido de tu vida.

Y para vos, el fundador de la aventura es Oesterheld.

Mi reencuentro con [Héctor] Oesterheld, no con él personalmente, sino con su nombre, es de algún modo una parábola. Tené en cuenta que El Sargento Kirk , Ernie Pike , las historietas de Oesterheld que leía en mi infancia, fueron fundamentales para que yo siguiera la carrera de Letras, y me dedicara, finalmente, a escribir mis propias historias. En el 75 yo ejercía la docencia en la carrera de Letras. Me amenazan los de la Triple A. Y poco después, en ese clima irrespirable de la dictadura, decido llamarme a silencio. Entro como corrector en Clarín, y no publico una palabra hasta el 78. Y la primera palabra que publico en el 78, es Oesterheld. El mismo apellido que me había llevado a buscar la escritura y que, de algún modo, también me llevó al silencio cuando no se podía decir lo necesario. Pero vuelvo con ese nombre en el 78, con un artículo sobre El Eternauta , para Clarín, precisamente. En Cultura y Nación. La primera vez que se publica una nota sobre Oesterheld en un suplemento cultural, y sobre El Eternauta .

¿En ese momento él estaba desaparecido?.

¿Dónde estaba en ese momento Oesterheld? Yo no sabía. Yo escribo y digo, como buen ganso, que el autor ahora estaba en el exterior. Porque por lo que yo sabía, lo habían agarrado; pero había podido salir del país. Yo no tenía ningún contacto cercano, ninguna otra información. Entonces, suena el teléfono una noche en la sala de corrección de Clarín, y era Elsa Oesterheld. Me dice: "Habla Elsa Oesterheld, ¿usted sabe dónde está mi marido?". Yo sentí que era exactamente el último de los pelotudos. Yo digo: "No, la verdad no sé." "¿Y por qué puso eso?" "Es lo que me dijeron." "¿Pero usted sabe qué ha pasado?". Yo dije: "No." "Venga a mi casa un día de estos". Entonces fui un día a la casa de Elsa y ahí me enteré de todo... de todo. Y del drama familiar: cuatro hijas desaparecidas. La ilusión de Elsa de recuperar a una de las hijas...

Llega la escritora y guionista Liliana Scliar, la esposa de Sasturain –ahora que lo pienso, Sasturain estuvo en mi casamiento, y yo estuve en el suyo– y aprovechamos para salir de esa noche.

Bueno, a partir del 79 en adelante, es cuando empiezo de nuevo a escribir, pero ya en otro registro. Renuncio a la corrección en el 79 y en lugar de ir a laburar, me pongo a escribir.

Por esa época creás un personaje que te va a acompañar hasta hoy: Etchenique, el protagonista de "Manual de perdedores". Curiosamente, aunque vos por entonces no habías llegado a los cuarenta, tu personaje ya es un veterano. Eso refuerza mi percepción de que siempre te negaste a ser joven.

Tenía una distancia de edad con Etchenique que recién se ha acortado ahora. En la primera versión, el personaje se llamaba Robledo y vivía una historia relacionada con la militancia universitaria, con las organizaciones armadas. Robledo, que tenía treinta y pico de años en esa primera versión, finalmente aparece en Manual de perdedores como Etchenique.

¿A qué edad nace Etchenique?

Cuando nace, Etchenique tiene 67.

Nace como un veterano.

Exactamente. Ahora, yo me aproximo a él mientras él persiste, porque la historia sigue transcurriendo en el año 80.

Permitime un salto en el tiempo, para evitar un salto temático, porque quiero aprovechar el tema de "El Eternauta" para preguntarte por tu propia historieta: "Perramus", ese álbum dibujado por Alberto Breccia. Porque ahí aparece también el tema de la resistencia, del olvido... Ya no como lo trata Oesterheld, pre-dictadura; sino post-dictadura. Precisamente, ese guión me parece muy relacionado con esa noche terrible que pasás con Elsa Oesterheld...

Perramus fue, claramente, al menos para mí, sin demasiada conciencia, un gesto catártico, en varios sentidos. El personaje se me ocurre en el 81, 82, a finales de la dictadura. Lo primero que pensé fue en un hombre que al dormir olvidaba todo y que cada día era otro, volvía a empezar sin memoria. La idea, supongo, era la de vivir en un presente absoluto, libertad plena sin condicionamientos. El olvido no era una limitación; la memoria, en cambio, era un lastre. Pero no pude o no supe hacerlo. O no quise. Y conté otra cosa: el olvido puntual y borrador como elección consciente que no deja rastros de lo que hizo que se lo eligiera... Perramus, abandona a sus compañeros de lucha, indefensos y en inferioridad ante el enemigo. Elige olvidar; y mágicamente el olvido le es concedido. Pero sólo para ser puesto nuevamente a prueba, aunque no sepa quién fue. El tratamiento del tema era y es absolutamente borgiano en todas sus variantes y no es casual que el Maestro tuviera protagonismo en la historia. También hay mucho Oesterheld, mucho Conrad ahí: el hombre que puede o no estar a la altura de las circunstancias –lo que cree, lo que espera de sí mismo– en una situación límite. Y las consecuencias: la culpa y su expiación.

Volvamos al cachorro de escritor, el Sasturain que llega a la Capital.

Yo nací en Gonzales Chaves, provincia de Buenos Aires. Mi viejo era bancario. Cuando llega el golpe del 55, lo echan por peronista. Ahí empezamos a peregrinar por la provincia. Pasé una temporada muy linda en Mar del Plata... mi viejo administraba el hotel de un tío, y yo colaboraba. Ahí también aparecen las revistas de historietas. Después vivimos en lugares como Médanos, Rauch... Vine a la Capital a estudiar Letras.

¿Y qué letras te encontrás?

Si tengo que mencionar un deslumbramiento, al voleo, la literatura norteamericana... Y el segmento policial me ha acompañado desde entonces, como escritor, siempre cruzado por ese hotel de Mar del Plata, y por el murmullo de Rauch o Médanos.

¿Y por qué esa senda policial?

Más como escritor que como lector. Porque yo no leo policiales, así, en general. Leo autores.

Pero leíste todos los policiales.

Yo no leo policiales, Marcelo, yo leo autores...

Leíste todo Dashiell Hammet, te lo sabés de memoria.

Bueno, leo Hammet. Pero autores, no leo cualquiera.

Y Agatha Christie

No, no leo Agatha Christie.

¡¡¿No?!!

¡No, no! Conozco algunos, no he leído mucho, ni tampoco me interesa. Yo creo que esa literatura norteamericana fue una marca generacional.

Yo creo que es una marca personal, no generacional. Hablaste de tu padre, peronista que, después del golpe del 55, se niega a renegar del peronismo y pierde su laburo. También me hablaste de la búsqueda de absoluto, y de la culpa. Ahora bien, en el policial tenemos una épica y una ética. Marlowe vive en un tiempo en que se matan seres humanos de a miles, pero él busca al culpable de un asesinato. Sigue buscando a Caín por haber matado a Abel. En el medio esas tramas incomprensibles de Chandler, lo único que entendemos es que el detective quiere reconstituir el orden de la vida: matar al inocente está mal, y se debe hacer justicia.

Lo ético y lo épico juntos, sí. Eso es absolutamente así. Es decir, el descubrimiento de un género que es épico y en el cual la ética es determinante, eso es absolutamente cierto. Y es una marca, para mí, tanto al leer como al escribir.

En algún momento te fuiste de la Argentina...

Yo jamás pensé en irme de acá. Nunca. Nunca junté guita para irme, nunca pensé irme, nunca pensé en vivir en otro lado. Era como un desafío siempre estar acá.

Pero sin embargo te tomaste el buque en los 90. Me acuerdo que estábamos los tres, con De Santis, trabajando en el diario Sur, en una cosa que se llamaba La Yapa. Y te fuiste a España...

Yo no elegí solo mi viaje a España, ni mi permanencia allá. Fueron apenas tres años, siempre en Barcelona, que me encanta. Desde la asunción de Menem al verano del 92. Se dieron circunstancias que saludablemente me "empujaron": el despido de Fierro, una pareja nueva, una hermosa oferta de trabajo (que después no se concretó). Y España, en ese momento, me vino muy bien. Antes, hasta entonces –y tenía más de cuarenta años– jamás había pensado en irme a vivir afuera. Lo sentía como una borrada ideológica... Nunca me gustaron las quejas sobre "este país de mierda", los falsos exilios y otras agachadas. Pero una vez afuera, la lejanía me hizo muy bien. Primero, el indulto de Menem a los milicos y a la conducción de Montoneros me costó un cólico nefrítico y una revisión culposa de qué había votado –por estúpida "disciplina partidaria"– antes de irme. Y enseguida, esa política económica desastrosa... Así que me abrí en ese momento del peronismo con un texto, "Escrito sobre un cuerpo", que está en Carta al sargento Kirk y otros poemas de ocasión . Y en esos pocos años, con dificultades, arrancando de abajo, todo de nuevo, me hice una vida, me adapté a las nuevas condiciones, me la banqué incluso sin ocuparme de cómo iba Boca. Así que laburé un montón y de todo, tuve una hija, escribí tres lindas novelas... Y cuando me estaba consolidando, ya instalado y con papeles a la vista –otra vez por razones de algún modo "externas"– me volví sin decidirlo del todo yo solo. Había dejado a mis hijos mayores adolescentes en banda en Buenos Aires, tenía que hacerme cargo, necesitaba recuperarlos después de algunos desencuentros. Y al volver en el 92, todo fue distinto: yo era otro, y el país también.

Volvamos al presente. El título de tu última novela podría ser una frase de ese otro gran Etchenique, el hacedor de aforismos creado por Fontanarrosa...

El título de Pagaría por no verte , un verso maravilloso de Celedonio Flores, lo tenía desde mucho antes de escribir la novela. La cuestión era encontrar cómo justificarlo después, con algún incidente de la trama. Tenía eso, el título, y otra linda idea: "Los espías no tosen". Partí de ahí. El título me mandaba al pasado, la sensación de no querer volver a ver a alguien, por lo que revuelve... Y lo del espía y la tos me permitía imaginarlo a Etchenique en una situación de tensión entre dos lealtades: investigar a alguien (una mujer, seguro) pero al mismo tiempo, mientras espiaba, toser. No sabía si se le escapaba o si era a propósito... Hasta que supe que algo lo hacía darse a conocer, le impedía seguir investigando. ¿Qué le pasaba? ¿Una culpa vieja? Y como en todas las novelas anteriores de Etchenique –me doy cuenta ahora– siempre hay historias viejas, de padres e hijos, que desde el pasado vienen a aflorar, a reventar en el presente. Lo que pasa es que en este caso el involucrado es el propio veterano.

Elegí un libro, una película y una actriz.

Los Nueve cuentos , de J.D. Salinger; Lauren Bacall a los diecinueve, en Tener y no tene r, de Hawks, y El tercer hombre , de Carol Reed sobre el relato de Graham Greene, con Orson Welles.

¿Qué quiere Dios de nosotros?

Quiere que lo inventemos, que lo creamos (de creer y de crear) necesario.
Sasturain Básico
Gonzáles Chaves, 1945. Escritor y periodista

Ensayista, periodista, profesor de literatura, guionista, narrador y poeta, Sasturain colaboró profusamente con los diarios Clarín y La Opinión y trabajó en Humor y Superhumor. En 1981, con el dibujante Alberto Breccia, creó la historieta Perramus. Dirigió la revista de historietas Fierro entre 1984 y 1994. Volvió a dirigirla cuando se relanzó en 2006. Como narrador, ha publicado entre otras las novelas Manual de perdedores (I y II), Arena en los zapatos, Parecido S.A., Los dedos de Walt Disney, Los sentidos del agua, Brooklin & Medio y La lucha continúa y los relatos de Zenitram y La mujer ducha. Ha escrito dos libros de crónicas y reflexiones sobre fútbol y el libro de poesía Carta al sargento Kirk y otros poemas de ocasión". Conduce en TV el ciclo Ver para leer, que ganó un premio Clarín Espectáculos este año.

sábado, 3 de enero de 2009

ULTIMAS NOTICIAS DEL 2008




































Cambió la corona por las esposas

La reina de belleza del Sinaloa, México, y su novio identificado como presunto mando del Cartel de Juárez tienen prisión preventiva


MEXICO (AP).- La actual reina de belleza del estado norteño de Sinaloa, Laura Elena Zúñiga, y su novio identificado como presunto al mando del Cartel de Juárez quedaron sujetos a prisión preventiva para ser interrogados por delincuencia organizada y narcotráfico, ayer el viernes la Procuraduría General de la República (PGR).
Zúñiga, su pareja Angel Orlando García Urquiza y otros seis hombres permanecerán en prisión preventiva por 40 días, tiempo durante el cual serán indagados por operaciones con recursos de procedencia ilícita y violación a la ley federal de armas de fuego, añadió la dependencia en un comunicado.
Miss Sinaloa 2008 y el resto de los hombres fueron detenidos el lunes en las afueras de la ciudad occidental de Guadalajara cuando viajaban en un vehículo con armas, cartuchos útiles y miles de dólares.
En el vehículo en que viajaba Miss Sinaloa se encontraron dos fusiles AR-15, tres pistolas, 633 cartuchos de diversos calibres y 55.300 dólares. Zúñiga, una ex maestra de preescolar y modelo de 23 años, dijo a la policía tras su detención que planeaba viajar a Bolivia y Colombia para ir de compras.
La joven ganó el título Nuestra Belleza Sinaloa en julio y en un discurso exhortó a la sociedad a valorar más a la mujer. En septiembre quedó tercera finalista del certamen Nuestra Belleza México, obteniendo así pase directo para representar al país en el Miss Internacional 2009.
También ganó recientemente el certamen Reina Hispanoamericana, en el que participaron aspirantes de distintos países de Latinoamérica. El padre de Miss Sinaloa, Jesús Esteban Zúñiga, declaró esta semana que su hija le comentó que iría a Guadalajara con unas amigas para asistir a una posada navideña.

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Murió "Garganta Profunda"

Fue la fuente secreta del Watergate, el escandaloso caso de espionaje que terminó con el gobierno de Nixon.


Mark Felt, más conocido como "Garganta Profunda", la fuente secreta que ayudó a provocar la caída del presidente estadounidense Richard Nixon en 1974, murió a los 95 años de edad.

Felt fue un funcionario de alto rango del Buró Federal de Investigaciones (FBI) que confirmó las revelaciones de los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein, del "Washington Post", sobre el escándalo de espionaje conocido como "Watergate", que motivó la dimisión de Nixon en agosto de 1974.
El escándalo involucró a altos funcionarios del gobierno y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en prácticas de espionaje contra el opositor Partido Demócrata.

Nixon renunció voluntariamente pare evitar un proceso de destitución por parte del Congreso, reportó la agencia de noticias DPA. Fue Woodward quién reveló la identidad de "Garganta Profunda" en el año 2005.