lunes, 30 de septiembre de 2013

Saluda a la muerte de mi parte/21

Miguel Angel Molfino
SALUDA A LA MUERTE DE MI PARTE
Entrega N° 21
RESUMEN: Leo Fariña vive tensas horas de espera. La trampa tendida por Baygón aparentemente no funciona. Fariña ,para aflojar un poco la presión, pasea por la coqueta  Colonia Condesa.  Se siente cuidado por los hombres del gangster con apodo de insecticida. Hasta que es visitado por un hombre flaco y narigón que le pide que se tranquilice, que su amigo Billy Jensen vela por su seguridad. Se retira el raro personaje y regresa al instante porque se desata un breve tiroteo.

Cuando ingresó al lobby, un balazo le voló el  sombrero y me miró como si recién se hubiera despertado. Me empujó, me tomó del cuello y me fue llevando a la rastra usándome como escudo. Ví cuando la automática (la había apoyado sobre mi hombro) retrocedía y vomitaba fuego. Quedé sordo, oí voces apagadas y pasos. En la recepción, sobre la boiserie de cedro lustrado, se podía leer “Berg & Gülden Business Banking” en grandes letras corpóreas. Dos muchachas rubias y frías como las paredes marfil, atendían llamadas en inglés. Entendí que mi vida se había transformado en un juego sin pies ni cabeza y que el premio mayor era la Muerte.
 La doble puerta se abrió y entraron Baygón, Elaine la Creativa, un cincuentón en camisa, corbata y tiradores con aspecto de alemán (reconocí al rubio medio albino del Volvo) y un tipo calvo y huesudo vestido de negro. Con un gesto, Baygón me señaló que me sentara a la mesa. Los recién llegados se ubicaron exactamente al frente.
Cuchichearon entre sí, Baygón oprimió un botón del pequeño tablero de comandos que estaba sobre la mesa y dijo: Que pase.
La doble puerta volvió a abrirse y entró un petiso de pelo teñido de rubio. Traía una chaqueta dorada de cuero de víbora, botas rojas y un sombrero texano color blanco en una de sus manos. El circo era inacabable. Todos se pusieron de pie y se sentaron una vez que el tipejo y su traje de luces se acomodaron en una silla. Calculé que las patitas le flotaban lejos del piso. En la mano derecha tenía un tatuaje de un hombrecito con sombrero texano. Después supe que se trataba de Malverde, el santo patrón de los narcos.
-      Fariña, le presento al señor Chapo Guzmán Loera, nuestro socio del Cártel de Sinaloa – se ufanó Baygón.
Me estremecí. Era el máximo capo de la droga en México, una leyenda, y debía más muertes que la bomba de Hiroshima. Me sentí pálido, muerto, en una morgue, en un ataúd, cayendo a una fosa de tierra, con el cuerpo rapiñado por los coyotes del desierto. Lo saludé con un golpecito de cabeza y una sonrisa de muñeco de yeso.
El cuate se veía simpático y me miró como si fuera una artesanía exótica. La voz de Baygón siguió diciendo:
-      El señor Chapo nos invita a uno de sus ranchos de Sinaloa para asistir a la boda de su cuñada. Salimos en un rato. Fariña, el señor Chapo hace extensiva la invitación a usted…
-      ¿Cómo?
-      Sí, prepárese que el helicóptero está al llegar.- Baygón sonrió al ver mi desconcierto.
Algo andaba mal. ¿El hombre más buscado de occidente me invitaba a la boda de su cuñada? Un escalofrío se me descolgó desde las cervicales. Era boleta, fiambre, occiso, como le quieran llamar. Pensé también, casi como consuelo, que en mi vida había viajado tanto como en las últimas semanas. Mar del Plata y Villa Carlos Paz era todo lo que conocía del planeta Tierra, si exceptuamos Venado Tuerto, pueblito en el que nací.
Una hora después me zarandeaba el viento en el helipuerto de la Torre Mayor. Nos izó al cielo un helicóptero con insignias militares, lo cual me confundió todavía más. Baygón, Elaine y el alemán –que llamaban Ritter- me acompañaban conversando animadamente entre ellos. Yo no existía. El Chapo no viajaba con nosotros, lo hacía por algún secretísimo medio o por un agujero de gusano, vaya uno a saber.
 Era evidente la alianza entre Baygón y Guzmán Loera, y que Billy Jensen, su mexicaneada, los había unido. Yo seguía trabajando de mojarrita, de carnada, gratis, con un pie en el más allá y el otro, paseando por países latinoamericanos. Llegamos al aeropuerto de Toluca bajo una fría ventolera. Mi curtido asombro volvió a pegar un brinco: el helicóptero aterrizó muy cerca de un hangar militar y nos aguardaban infantes de marina ataviados de combate junto a un par de Hummers camuflados. El primero en bajar fue el tal Ritter que fue saludado con un estruendoso golpe de tacos y una venia enfática por un teniente coronel oculto bajo una capa de betún. “Bienvenido, señor Ritter”, le dijo. Ya en los hammers, cruzamos la pista hasta un Lear Jet  civil. Allí descendimos para trepar al pequeño avión bajo la mirada del pelotón de marines mexicanos.
Cuando se cerraba la puerta y me acomodaban en una butaca individual, conjeturé que me encontraba en el vientre de algo más grande y peligroso que Godzilla y King Kong juntos.
trueno del disparo por poco no me desmaya. A mis espaldas se oían corridas, gritos y ruidos de vajillas partiéndose contra el piso. La gente del hotel huía despavorida. Pero todo duró un par de minutos porque el hombre
flaco se desplomó: un cachiporrazo de Quebrantahuesos lo había noqueado. Sin solución de continuidad, fui llevado en vilo por dos de los percherones hasta una camioneta  mientras Quebrantahuesos y Tony portaban el cuerpo inerme del hombre flaco hasta un auto que no alcancé a ver. El Volvo plateado con Baygón y el rubio casi albino ya no estaban en su sitio.
La Torre Mayor tiene 55 pisos y yo esperaba sentado en una amplia sala de reuniones en el piso 33. A través del cristal azulado se veía el Paseo de la Reforma y los Bosques de Chapultepec. Y por encima, un smog color terracota alfombraba el cielo del DF. Más allá de la doble puerta, se oían
CONTINUARÁ…


lunes, 23 de septiembre de 2013

Saluda a la muerte de mi parte/20

Miguel Angel Molfino
SALUDA A LA MUERTE DE MI PARTE
Entrega N° 20
RESUMEN:  Baygón ha decidido dar un paso decisivo en la captura de Billy Jensen. Sabe que está en México y viajan hacia el DF. En una mansión propiedad del extravagante hampón, le indica que debe esperar a Jensen en un hotel de la Colonia Condesa y para que éste acuda, publicará un anuncio en los diarios con un inteligente ardid. Fariña, sin opciones, se abandona –una vez más- a su suerte.

Esa misma tarde me instalaron en el hotel, un edificio antiguo reciclado a todo lujo, muy de avant garde. Me habían registrado como Ricardo Temple y lo que se me estaba acabando era, precisamente, el temple. Mi nueva identidad requería vestir con cierta formalidad puesto que yo era un magnate de los juguetes. Sólo me faltaba interpretar a Hamlet y cartón lleno. Cuando bajé a tomar un trago en el bar Azul, un toque mediterráneo dentro del patio colonial, y me senté bajo una sombrilla blanca de Bacardí, me invadió un mareo preocupante y percibí que mis piernas  pesaban como si fueran de plomo.  Llamé al mozo, pedí una margarita y le comenté mis síntomas, estaba asustado y estaba a punto de pedir auxilio a los gritos. Me estoy infartando, pensé. El joven sonrió y me dijo que no me preocupara, que yo estaba sintiendo los efectos de la altura ya que México se encuentra a 2.300 metros sobre el nivel del mar. Prendí un cigarrillo y lo apagué de inmediato, me faltaba el aire, estaba muy apunado.
Había empezado a odiar a Billy Jensen. Me había metido en un carnaval veneciano de violencia, balazos y muerte. Sorbía mi margarita con fatalismo, sabía que la Parca paseaba en el gran patio entre las presagiantes sombras de los árboles. La tarde decaía y un trío de guitarras rompió el silencio con “Reloj no marques las horas/ porque voy a enloquecer…” Por poco me pongo a llorar: una andanada de melancolía y angustia me estrujó el corazón; me sentía el tipo más solo del mundo y me puse a pensar sobre el tiempo que hacía que no amaba a una mujer. Lo único que me faltaba. No era el momento para romanticismos, maldito bolero. Volví a ponerme el traje de Robocop, prendí un cigarrillo y me prometí comportarme como un verdadero macho, bancándome los mareos y sofocones de la altura. Mañana empezaría el día D. Tal vez, me toparía cara a cara con La Barbie, con mi flamante ex amigo Billy Jensen. Tony y uno de los percherones de Baygón tomaban jugos tropicales y paneaban con disimulo.
Pasaron dos días y nadie se presentó al hotel en respuesta al aviso del diario. La trampa vietnamita no funcionaba en tanto mis nervios chisporroteaban de ansiedad y angustia. Antes y después del horario anunciado para las entrevistas por las Barbies, salía a caminar por la colonia. Era un barrio anegado de restoranes, bares y música callejera; la violencia mexicana parecía suceder muy lejos de los festivos vecinos de La Condesa. Tony y el percherón se movían casi invisibles tras mis pasos. La segunda noche de la tensa vigilia me senté a cenar en un restorán yucateco. Después de desollarme la boca con chile habanero, pude saborear en paz una cochinita pibil, plato digno de un Oscar. Iba por mi tercer tequila (un Don Julio reposado, otro lujo) y el mareo que me hamacaba no era debido a la altura. Me estaba poniendo jarra, como dicen en México. Dos petisos rollizos con pinta de orientales cruzaron el salón y parecían venir hacia mí. Miré deseperadamente a mis costados buscando a Tony o a quien carajos me estuviera cuidando esa noche. Falsa alarma. Dos bonitas morenas los aguardaban en una mesa del fondo. Esa noche, gracias al tequila, pude dormir como una piedra lunar.
Me despertó el repiqueteo del teléfono de la habitación. Eran las ocho y media.
-       ¿Fariña? – dijo la voz de un tipo.
-       Sí, soy yo, ¿quién habla? –ahí caí en la cuenta de que me había deschavado. Yo estaba registrado como Ricardo Temple.
-       Lo espero en el lobby, tengo Barbies para ofrecerle.
Apenas me peiné, hice un buche bucal y bajé sin cuidar la forma de mi aspecto: parecía un modisto asustado y no el millonario que pretendía ser.
Mirando por el vitreaux del lobby, un hombre de sombrero de fieltro y traje gris topo me esperaba fumando. Lo hacía en una boquilla de nácar.  Me recordó a Dashiell Hammett, a esa foto de Dash cuando lo meten esposado a un auto. Flaco, narigón y con un débil bigote de galán. Cuando me presintió en el vano de la puerta, elástico y alto, se puso de pie de golpe mientras sacaba su mano huesuda del bolsillo. Más que una mano pareció que sacaba un arma. La fuerza de la costumbre, supuse..
-       Encantado señor Fariña – detrás de la voz silbaban los bronquios. Sus dedos aferraron mi mano como una planta carnívora. Añadió: Puede llamarme “Turco” y si usted es usted, debe demostrármelo…Y si usted no es usted, estaríamos ante una enorme tragedia.
-       ¿Cómo?
-       Sí, La Barbie quiere que me confirme que usted es Leo Fariña…Creo que no cobró todavía el cheque que le entregó hace un tiempo, ¿no? Su sola exhibición me bastaría para confirmarlo…- Sacó el alfiler de oro que le sujetaba la corbata, quitó la colilla del cigarrillo de la boquilla y me miró altivo desde su metro noventa.
Había olvidado aquel cheque. Abrí la billetera y se lo mostré. Estaba tan ajado que parecía haber envejecido. El tipo asintió con un golpecito de cabeza. Me lo devolvió.
-       El jefe me manda decirle que lo tenemos bajo vigilancia, que no tema y que confíe en él.
Dicho esto, giró y como si fuera un fantasma, flotó hacia afuera y desapareció bajo la luz blanca, intensa del altiplano. Salí a la calle y divisé al Volvo plateado estacionado a metros del Hotel. Desde la ventanilla trasera me observaban Baygón y un rubio medio albino.
Escuché un tiro, seco y cercano, y al segundo, reapareció el flaco en el lobby, agitado y pálido. Traía una automática en su mano.

Continuará…

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lunes, 16 de septiembre de 2013

Saluda a la muerte de mi parte/19

Miguel Angel Molfino
SALUDA A LA MUERTE DE MI PARTE 
Entrega N° 19

RESUMEN:  Se lleva a cabo una reunión en el departamento. Baygón chequea diversos puntos con sus secuaces. Leo Fariña es dejado de lado hasta que Baygón le relata los pormenores de la trama. Primero le cuenta que del FBI fue todo farsa, revela que persigue a Billy Jensen, apodado La Barbie, porque le escamoteó una fortuna en dólares derivada de una venta de armas a los narcos mexicanos de Sinaloa. También la mafia Xué Zhán está detrás del anticuario. Fariña vuelve  a resignarse a ser un simple anzuelo para cazar a La Barbie. Le anticipa que viajarán a México.

La noche previa al viaje no pude dormir. Me habían dejado en el departamento con Quebrantahuesos.  Hacía un buen rato que fumaba tumbado en el sillón amarillo, absorto en las luces de la ciudad y de los yates surtos en la bahía. Flameaban como colas de cometas , por efecto de la intensa neblina de la medianoche. Me sentía medio borracho, había acabado con el último trago de  Four Roses, un bourbon delicioso de Kentucky. Quebrantahuesos miraba una y otra vez los videos de sus luchas en la Triple A. Flotando en una plácida duermevela, entré a los sueños.
Me despertaron a las siete, Quebrantahuesos preparó unos huevos rancheros (¡picaban como alacranes!)  y desayunamos con café, jugo de naranja y silencio. Tony se hallaba en la habitación azul preparándome una maleta. Viajaría en su compañía. Desde el cuarto, me ordenó bañarme. Afuera llovía como en Macondo.
Media hora después, salía del imponente edificio vestido con un traje azul. Me vi reflejado en los cristales y me causó gracia mi pinta de abogado caro. El cuello de la camisa me ajustaba un poco, lo aflojé y de paso, también la corbata. Sentía como una cosa viva al GPS que portaba en el cinturón. Tony me invitó a entrar a un Cadillac de negro y Quebrantahuesos se puso al volante. Rogué a la Virgen para que los chinos no nos ataquen, como siempre ocurría cuando salía a la calle. Metros más adelante, muy cerca de Punta Paitilla, se nos unió discretamente una camioneta Ford Lobo verde oliva y empezó a viajar detrás nuestro. La conducía uno de los percherones pero alcancé a distinguir un par de cabezas más en el asiento trasero. Me tranquilicé, se trataba de “fuerza propia”.
El vuelo fue un solo de turbulencias y alaridos del pasaje. Simulé una serenidad de amianto como si esos barquinazos me hubieran hamacado desde la cuna. Maldije ser ateo y no saber una sola frase del padrenuestro. El aterrizaje llegó como un té de tilo y pude aflojar los nudos marineros que maniataban mis músculos. Estábamos ya en el DF.
 El Aeropuerto Benito Juárez es una gran ciudad poluída por legiones de seres humanos, sin contar yanquis, policías y militares. Nos esperaban dos mexicanos cejijuntos y bigotudos, daban la impresión de que hacía cinco minutos se habían quitado sus trajes de mariachis. Tony los saludó y pidió que nos llevaran las valijas. Los tipos me miraban con cierta reverencia. Nos trasladamos a gran velocidad en un impecable Volvo plateado mientras un radiotransmisor hablaba en clave. A la pandilla de Baygón no le gustaban los coches feos y baratos, según se veía. En un momento dado, uno de los taciturnos mexicanos tomó el micrófono y respondió un “LQ14 Z” con un “ZR CHARLIE, EN CAMINO” . Recordé a Broderick Crawford, en “Patrulla de caminos” y su “20-50 LLAMANDO A JEFATURA”, Canal 7, en blanco y negro, tomando Vascolet con vainillas. Pero esto era muy distinto.
Entramos a un barrio cerrado en el Pedregal, de altos muros vigilados y sin vista sobre las mansiones. Un gran portón se abrió y nos dio paso a un gran parque verde y a una fenomenal casa que imitaba a una pagoda colorinche. Un monumento al kitsch. Conté seis tipos armados con AK47, arma que parecía ser una debilidad entre esta gente. Entramos a un espacioso living decorado con decenas de artesanías mexicanas. Al fondo, hundido en un sofá de ratán, el señor Baygón hablaba animadamente con Elaine la creativa. Ella se había colocado algodones entre los dedos de sus pies desnudos y se pintaba las uñas con unción. Un licuado de aromas florales untaba el aire. Tony me condujo a ellos. Baygón se reincorporó, Elaine me sonrió una vez más con una sobreactuada sensualidad y me invitaron a sentarme en otro sillón estilo Alí babá. Tony y Benita se sentaron discretamente a un costado.
- Fariña, al grano y sin vueltas. Jensen vive en el DF y quiero mandarle un mensaje. Si no me acerca la guita en esta semana, usted Fariña es boleta y le informa que La Barbie morirá retorcido por el veneno de los escorpiones del desierto de Sinaloa.
- ¿Y cómo lo encuentro, señor Baygón, no conozco a nadie aquí, no conozco México y …
Me cortó con un gesto de su mano artificial y como si me contara una buena noticia, me dijo:
- Mañana sale en los diarios este aviso –sacó una hoja de libretita y leyó- “Leonardo Fariña compra muñecas Barbie, apersonarse hoy y mañana de 9 a 18 horas en el lobby del Hotel Condesa. Pago bien.”
Se echó para atrás y nos miró con una sonrisa satisfecha a todos.
- ¡Ay, sos un genio, Papi.- dijo Elaine la creativa sin dejar de pintarse las uñas.

CONTINUARÁ…





sábado, 7 de septiembre de 2013

Buenos Aires Negra 2013

Festival de la Novela Policial


Organizadores del Ban! Fotografia: Laura Muñoz Hermida

Más de 25 Mil personas asistieron al evento. Escritores, forenses y periodistas participaron de mesas de debate. Los organizadores hicieron balance.

Por Guillermo Anderson @AndersonGperio 

Entre el 2 y el 10 de agosto se celebró en la ciudad de Buenos Aires la segunda edición del Festival Internacional de Novela policial, BAN! 2013. Contó con la participación de más de cien invitados, autores, periodistas, forenses, abogados, cineastas del ámbito local e Internacional.
Las diversas actividades charlas, presentaciones de libros, una exposición de historietas y otra de afiches de las Semana Negra de Gijón, se desarrollaron en dos sedes en el Centro Cultural San Martín y en Centro Cultural de España en Buenos Aires, CCEBA
Tinta Roja Policiales les preguntó a parte del Staff de trece personas organizadores del evento que hicieran un balance sobre este año.Ernesto Mallo (Idea, Dirección y Producción Ejecutiva) Rita Zanola y Verónica Brollo(Coordinación) y Gastón Intelisano (Área Forenses) 


Ernesto Mallo: Cómo se hace un balance del festival de novela policial de Buenos Aires sin que parezca un folleto de autobombo, cuando el evento fue un éxito que superó todas las expectativas.

En BAN! pudo verse que el lema "donde el crimen real se mezcla con el crimen de ficción" no eran sólo palabras. Se trataron temas serios, urgentes y graves relacionados con el crimen real y el de ficción sin perder la gracia y el sentido del humor.

Todas las actividades comenzaron y terminaron puntualmente, cosa que los asistentes, demasiado acostumbrados a que nada comience a la hora prevista, agradecieron con su aplauso. No es posible expresar en palabras el tremendo esfuerzo que demandó lograrlo.

BAN! no elude temas políticos y sin embargo la polarización K / Anti-K no se hizo presente ni una sola vez. A ello contribuyó definitivamente que la programación de BAN!,  la selección de invitados y de contenidos se hiciera con absoluta libertad.
Los 150 invitados de BAN! convocaron la atención de 25.600 espectadores a las 80 mesas redondas, conferencias y talleres que se dieron en forma totalmente gratuita. Vale decir con un promedio de 320 personas por actividad. La carpeta de prensa del evento consta de 180 páginas de recortes de prensa gráfica, más horas de radio y televisión y una enorme difusión a través de las redes sociales.

Los talleres recreativos, de creatividad y también de prevención para alumnos, padres y maestros abriéndole un espacio a la literatura policial infantil y juvenil, realizados bajo la fórmula + educación = -crimen.

Un graffiti de 2 por 10 metros realizado durante el festival como work in progress. La grabación en video de todas las actividades de BAN!, material que está en etapa de edición y se pondrá a disposición de todos los que no pudieron asistir.

Escritores consagrados de Argentina, Francia, España, México, Uruguay, Brasil y China compartieron charlas con los representantes de las nuevas generaciones beneficiándose unos de la experiencia de sus colegas y los otros del empuje de la sangre fresca.

Periodistas que pusieron sobre el tapete los bemoles de los medios de comunicación, sus dilemas y dificultades para retratar el mundo criminal atravesado por la política y las necesidades comerciales de las empresas periodísticas.

BAN! ofrece dos concursos internacionales y uno nacional  para estimular la creación literaria.

Psiquiatras, técnicos, médicos y peritos forenses; abogados, defensores, jueces, oficiales de justicia dieron formidables clases magistrales de sus especialidades utilizando un lenguaje llano y sin rebuscamientos.

La colaboración y auspicio sin restricciones del Ministro de Cultura Hernán Lombardi y de su equipo de colaboradores, como así también la de la dirección del Centro Cultural General San Martín y de sus trabajadores, quienes con toda generosidad nos apoyaron de principio a fin, fueron definitorias del suceso del evento.

La entrega de los 13 miembros del staff de BAN! que no escatimaron esfuerzos y le regalaron a la organización sus ideas, su tiempo y su trabajo personal, y eso se vio en cada minuto de los 9 días que duró el festival.

El factor común de todas las personas que hicimos BAN! fue la pasión. Ese fue el ingrediente esencial. Ese componente que se transmite en cada cosa que se hace, en cada gesto, en cada idea. Esa calidad que trasciende a un público ávido, curioso y culto que sabe aprender divirtiéndose.

Con esta segunda edición, BAN! se instala como un evento cultural significativo que cumple sobradamente con sus objetivos. Estimular la producción literaria, contribuir a la dinámica del negocio editorial y promover el debate sobre la criminalidad en relación con la sociedad, la cultura, la política y la educación.

                                  Participantes del Ban! Fotografía:Laura Muñoz Hermida  

Rita Zanola: Acerca de la segunda edición de BAN! puedo decir que superó ampliamente las expectativas que teníamos. No porque no hubiéramos trabajado mucho en los temas, pero en relación al año anterior aumentó notablemente sólo la cantidad de público sino la difusión en los medios.
Fue una linda sorpresa encontrarnos con asistentes de la edición anterior que vinieron todos los días y a casi todas las charlas y que este año se animaron a preguntar, a traer sus libros para que los autores les firmen y que se fueron  satisfechos y con ganas de más.
Entre los autores siempre se genera una corriente de camaradería y amistad que ellos agradecen y que nosotros propiciamos, porque nos parece que ese es uno de los pilares para que el género se fortalezca. Hubo intercambio de libros y mails y encuentros en donde se forjaron lazos que a veces derivan en nuevas investigaciones o nuevos proyectos literarios. Y esta vez también el público se sumó, que es algo que nos gusta mucho.
Del año pasado a este interés por el policial en Argentina aumentó y también la gente vino con más ganas de informarse acerca de los temas que propone BAN! y que tienen que ver con la criminalidad real analizada desde distintos ángulos: el tratamiento televisivo, la economía del crimen, el crimen organizado a nivel mundial, la situación carcelaria y la rehabilitación, los menores y el delito, casos policiales paradigmáticos como el de Ángeles, Candela, Ramoncito, la masacre de Once, etc. Así como investigaciones históricas relacionadas con la dictadura en Argentina, el nazismo y el fascismo. Otra faceta que gusta mucho y despierta gran curiosidad es la relacionada con la investigación forense tiene en Argentina un importante desarrollo no tan difundido.  Y este año sumamos la mirada de libreros y editores sobre el género.
Entre todas esas actividades hubo varias que nos sorprendieron gratamente por las ganas que pusieron los investigadores y la solidez de sus trabajos. Y muchas que nos arrancaron lágrimas.
El balance es altamente positivo: formamos un grupo de trabajo genial con el espíritu de colaboración y humildad que Mallo propone, tuvimos a los mejores exponentes del género literario y a una serie de investigadores que pusieron lo mejor de sí. El público se fue agradecido y además surgieron nuevas amistades, nuevos proyectos y un sinfín de buenos recuerdos!



            Público del Ban! Fotografia: Laura Muñoz Hermida

Gastón Intelisano: Fue un evento que superó todas nuestras expectativas. Hubo invitados nacionales e internacionales que le otorgaron un nivel impresionante a cada una de las mesas.
Escritores, periodistas, policías, criminólogos, forenses, especialistas en el mundo del género policial y hasta delincuentes que ya han pagado su deuda con la sociedad se dieron cita en los casi diez días que el festival tiñó de negro a la ciudad.
Para mí fue un doble orgullo este año, porque no sólo estuve como invitado, sino también como parte del comité organizador del evento.
Coordinar las cuatro mesas que tenía a mi cargo fue una tarea movilizadora: Tenía que conseguir a los mejores exponentes del mundo forense y proponer cuatro mesas interesantes y que convocaran al público. Para ello, recluté al Criminalista Raúl Torre y al Psiquiatra forense Dr. Daniel Silva, quienes me acompañaron en la presentación de mi segunda novela "EPICRISIS" y dieron un clase magistral sobre los asesinos en serie y su oscura mentalidad.
También a los licenciados en Criminalística y conductores del programa radial "Tras la pista forense", Marcela Jorge, Laura Santos y Maximiliano Ríos mostraron como trabajan los peritos forenses en la escena del crimen y revelaron en vivo huellas dactilares en distintos soportes. Una oportunidad única para el público que no tiene acceso a estos materiales y que tiene conocimiento de estos procedimientos a través de las series.
Junto a la Dra. María del Carmen Almada, exploramos "La ciencia de cazar criminales", e invitamos al público a conocer todos los detalles que revela una autopsia.
Y en la última de las mesas de temática forense, la perfiladora criminal María Laura Quiñones Urquiza y los psicólogos Carlos Dante García y Juliana Lanza fueron coordinados por el periodista y autor Javier Sinay, donde hablaron sobre la mente del criminal vs. la mente de la víctima.
Todas las mesas a sala llena (y hasta en algunos casos, con gente de pie) y con un público atento y que quería hacer preguntas a los especialistas.
El balance final de BAN! 2013 es excelente. Hemos logrado un festival que atrajo público de todas las edades y presento invitados de primer nivel.
Como escritor, fue una oportunidad para reencontrarme con queridos colegas y amigos. Además, de poder seguir conociendo nuevos autores y escritores de todos los rincones del planeta, que como a los que formamos parte del festival, nos apasiona el policial.

Para mayor información:
Facebook: buenosairesnegra
Twitter: @BsAsNegra
E-mail: info@buenosairesnegra.com.ar



lunes, 2 de septiembre de 2013

Saluda a la muerte de mi parte/18

Miguel Angel Molfino
SALUDA A LA MUERTE DE MI PARTE
Entrega N° 18

RESUMEN:  En el tiroteo del shopping, Fariña sufre un rozón de bala en el brazo. Ya en el departamento, la gente del FBI lo cura. Súbitamente se produce un alboroto silencioso dentro de la lujosa vivienda. Se arman ostensiblemente, plantan una potente ametralladora en uno de los ventanales y todo hace suponer que está al llegar un personaje importante. Efectivamente. Baygón y sus percherones arriban. Leo Fariña se siente confundido. Y empieza una reunión.



El señor Baygón se había encajado entre los los brazos de la gran silla de la cabecera y frente al vaso de leche. Me sentaron a su izquierda y pude verlo de más cerca. Tenía las facciones resaltadas por una grasa esponjosa, haciendo imposible que su cara de luna, más bien purpúrea, pudiera adoptar otra expresión que la de una foca atorada entre dos rocas. Pidió que bajaran la temperatura del aire acondicionado, se estaba duchando en sudor. Pero no se quitaba el saco. Abrió una a una las carpetas rojas, hizo unas tres o cuatro preguntas sobre unos envíos (“de encomiendas”) y sus mofletes enrojecieron cuando dijo que “los mexicanos estaban lentos para pagar el embarque de agosto”. Tony intentó hablar pero Baygón lo cortó con un “espero que Billy Jensen no se haya quedado con el dinero”. 

- Benita habló hace dos días con nuestro contacto en Tijuana y le pidió una semana más de plazo para juntar los dólares…El tipo se disculpó,  el favor lo pedía el mismísimo Chapo. –comentó Tony mientras se servía agua de la jarra.
Baygón cuchicheó algo con Benita, pedí permiso para fumar (no quería cometer una falta imperdonable), Quebrantahuesos me dijo “órale” que entendí como una señal aprobatoria. Prendí el cigarrillo y lo mismo hizo uno de los percherones que asistía en silencio desde una silla, a dos metros de la mesa. El olor a tabaco quemándose me evocó mis primeros puchos en la secundaria. Regresión, que le dicen; en cualquier momento me largaba a gatear. Yo no existía en ese cónclave, miraba las caras, hacia un lado y hacia otro, como si fuera un espectador de un partido de tenis. El panorama no era el mejor. Ya estaba convencido de que esa banda de atorrantes no tenía nada que ver con el FBI. Hasta el momento, tenía en claro que Billy era su enemigo. Baygón terminó su leche y pidió un tequila. Una mezcla infame. Acomodando su mano enguantada, se dirigió a mí mostrando una dentadura blanca, perfecta y artificial.
- A ver, señor Fariña, le voy a explicar cómo están los escenarios –había echado mano a una voz musculosa y baja- Buscamos a su amigo Billy porque nos mejicaneó muchos, pero muchos millones de dólares. Y no somos del FBI ni de la ATF, simplemente soy el ex socio estafado de La Barbie Jensen. Porque en el mundo del negocio de las armas, le decimos La Barbie, bueno, usted habrá notado que es un poquito afeminado y sensible…-largó una carcajadita de plástico y siguió-  Resulta que un gran cargamento de armas que le compramos a los Xué Zhán jamás llegó a destino, o sea, a nuestras manos.
- Y se traspapeló en manos de La Barbie.- acotó Benita, Baygón le clavó los ojos, ella pidió perdón y el jefe gordo sudoroso prosiguió.
- A mi querido Billy Jensen lo estamos buscando nosotros para recuperar el dinero, los chinos para que les pague y los del Cartel de Sinaloa, para que les entregue las armas que ya pagaron.
- ¡A la perinola! –dije, acusando la magnitud de la múltiple persecución- Por lo menos no lo buscan los boys scouts…algo es algo.
Las miradas me acribillaron y yo solté un sorry, casi un maullido. Me animé a preguntar quiénes y por qué mataron a Antonia y al malogrado Don Martin.
- Antonia y Benita se infiltraron en la casa de La Barbie, y él las descubrió. Benita se escapó y Antonia no. Donato Martínez corrió la misma suerte aunque el tipo apenas estaba enterado de la dimensión del juego en que lo metimos. Él, Jensen, lo llamó a usted, Fariña,  para que lo ayudara a deshacerse del cadáver de Antonia, pero a último momento, cambió los planes y se autosecuestró…- una pátina de amargura segregaba la voz de Baygón, se acomodó en la silla.- Usted, Fariña, entró como un caballo en el jueguito y ahora está hasta el cuello en esta cacería.
- OK, sé que me tienen como anzuelo pero, cómo sigue todo esto. Yo no soy un pistolero y en pocos días, me tiroteé con casi todos los vecinos de Hong Kong – se me había secado la boca, tomé agua, prendí un Marlboro y el humo me hizo lagrimear- Y créame, mister Baygón, yo quiero volver a comer medialunas de grasa en Buenos Aires, ¿me entiende?
- Ya falta poco, muchacho, mañana salimos para México. Lo tenemos detectado en la capital, en el DF – un rumoreo viboreó entre los gangsters en tanto Baygón se incorporaba de la silla  y se le unía Elaine- Descanse, Fariña, que mañana será otro día. 
Elaine engarzó su brazo en el de Baygón y se encaminaron a la salida.
Recordé el final de “Don Segundo Sombra”: Lo vi irse, se fue como quien se desangra”.

CONTINUARÁ…