lunes, 16 de septiembre de 2013

Saluda a la muerte de mi parte/19

Miguel Angel Molfino
SALUDA A LA MUERTE DE MI PARTE 
Entrega N° 19

RESUMEN:  Se lleva a cabo una reunión en el departamento. Baygón chequea diversos puntos con sus secuaces. Leo Fariña es dejado de lado hasta que Baygón le relata los pormenores de la trama. Primero le cuenta que del FBI fue todo farsa, revela que persigue a Billy Jensen, apodado La Barbie, porque le escamoteó una fortuna en dólares derivada de una venta de armas a los narcos mexicanos de Sinaloa. También la mafia Xué Zhán está detrás del anticuario. Fariña vuelve  a resignarse a ser un simple anzuelo para cazar a La Barbie. Le anticipa que viajarán a México.

La noche previa al viaje no pude dormir. Me habían dejado en el departamento con Quebrantahuesos.  Hacía un buen rato que fumaba tumbado en el sillón amarillo, absorto en las luces de la ciudad y de los yates surtos en la bahía. Flameaban como colas de cometas , por efecto de la intensa neblina de la medianoche. Me sentía medio borracho, había acabado con el último trago de  Four Roses, un bourbon delicioso de Kentucky. Quebrantahuesos miraba una y otra vez los videos de sus luchas en la Triple A. Flotando en una plácida duermevela, entré a los sueños.
Me despertaron a las siete, Quebrantahuesos preparó unos huevos rancheros (¡picaban como alacranes!)  y desayunamos con café, jugo de naranja y silencio. Tony se hallaba en la habitación azul preparándome una maleta. Viajaría en su compañía. Desde el cuarto, me ordenó bañarme. Afuera llovía como en Macondo.
Media hora después, salía del imponente edificio vestido con un traje azul. Me vi reflejado en los cristales y me causó gracia mi pinta de abogado caro. El cuello de la camisa me ajustaba un poco, lo aflojé y de paso, también la corbata. Sentía como una cosa viva al GPS que portaba en el cinturón. Tony me invitó a entrar a un Cadillac de negro y Quebrantahuesos se puso al volante. Rogué a la Virgen para que los chinos no nos ataquen, como siempre ocurría cuando salía a la calle. Metros más adelante, muy cerca de Punta Paitilla, se nos unió discretamente una camioneta Ford Lobo verde oliva y empezó a viajar detrás nuestro. La conducía uno de los percherones pero alcancé a distinguir un par de cabezas más en el asiento trasero. Me tranquilicé, se trataba de “fuerza propia”.
El vuelo fue un solo de turbulencias y alaridos del pasaje. Simulé una serenidad de amianto como si esos barquinazos me hubieran hamacado desde la cuna. Maldije ser ateo y no saber una sola frase del padrenuestro. El aterrizaje llegó como un té de tilo y pude aflojar los nudos marineros que maniataban mis músculos. Estábamos ya en el DF.
 El Aeropuerto Benito Juárez es una gran ciudad poluída por legiones de seres humanos, sin contar yanquis, policías y militares. Nos esperaban dos mexicanos cejijuntos y bigotudos, daban la impresión de que hacía cinco minutos se habían quitado sus trajes de mariachis. Tony los saludó y pidió que nos llevaran las valijas. Los tipos me miraban con cierta reverencia. Nos trasladamos a gran velocidad en un impecable Volvo plateado mientras un radiotransmisor hablaba en clave. A la pandilla de Baygón no le gustaban los coches feos y baratos, según se veía. En un momento dado, uno de los taciturnos mexicanos tomó el micrófono y respondió un “LQ14 Z” con un “ZR CHARLIE, EN CAMINO” . Recordé a Broderick Crawford, en “Patrulla de caminos” y su “20-50 LLAMANDO A JEFATURA”, Canal 7, en blanco y negro, tomando Vascolet con vainillas. Pero esto era muy distinto.
Entramos a un barrio cerrado en el Pedregal, de altos muros vigilados y sin vista sobre las mansiones. Un gran portón se abrió y nos dio paso a un gran parque verde y a una fenomenal casa que imitaba a una pagoda colorinche. Un monumento al kitsch. Conté seis tipos armados con AK47, arma que parecía ser una debilidad entre esta gente. Entramos a un espacioso living decorado con decenas de artesanías mexicanas. Al fondo, hundido en un sofá de ratán, el señor Baygón hablaba animadamente con Elaine la creativa. Ella se había colocado algodones entre los dedos de sus pies desnudos y se pintaba las uñas con unción. Un licuado de aromas florales untaba el aire. Tony me condujo a ellos. Baygón se reincorporó, Elaine me sonrió una vez más con una sobreactuada sensualidad y me invitaron a sentarme en otro sillón estilo Alí babá. Tony y Benita se sentaron discretamente a un costado.
- Fariña, al grano y sin vueltas. Jensen vive en el DF y quiero mandarle un mensaje. Si no me acerca la guita en esta semana, usted Fariña es boleta y le informa que La Barbie morirá retorcido por el veneno de los escorpiones del desierto de Sinaloa.
- ¿Y cómo lo encuentro, señor Baygón, no conozco a nadie aquí, no conozco México y …
Me cortó con un gesto de su mano artificial y como si me contara una buena noticia, me dijo:
- Mañana sale en los diarios este aviso –sacó una hoja de libretita y leyó- “Leonardo Fariña compra muñecas Barbie, apersonarse hoy y mañana de 9 a 18 horas en el lobby del Hotel Condesa. Pago bien.”
Se echó para atrás y nos miró con una sonrisa satisfecha a todos.
- ¡Ay, sos un genio, Papi.- dijo Elaine la creativa sin dejar de pintarse las uñas.

CONTINUARÁ…





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