lunes, 17 de noviembre de 2008

El calmador, la nueva droga que consumen los adolescentes

Se utiliza para bajar la ansiedad. Mezclado con alcohol puede llevar a la muerte. El consumo de este fármaco se extendió en el país gracias a cadenas de email desde Europa. Se consigue sin receta en las farmacias del Conurbano. Y no hay controles…

En tiempos de velocidad absoluta, muchos buscan bajar el ritmo con fármacos para calmar la ansiedad. Ya no consumen clonazepam -comercializado bajo el nombre de Rivotril-, sino que se inclinan por “el Calmador”, una nueva droga que, mezclada con alcohol, tiene un efecto devastador sobre el sistema nervioso.
El Calmador es el fármaco de moda entre los jóvenes. Pero no es el único: existen otros dos que se conocen como Flogiatrín y Carisoprodol. Todos son derivados de la morfina, una conocida droga que se aplica a pacientes terminales para paliar sus intensos dolores. Y que en los últimos seis meses aumentaron en un 20% sus ventas en las farmacias del Conurbano bonaerense, donde se comercializan libremente.
“Estos medicamentos se prohibieron en Noruega y luego en España. Pero a través del msn y las cadenas de email, desde allá se pasaron los nombres, y nuestros adolescentes salieron corriendo a buscarlos a las farmacias”. Con esas palabras, Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidroga de la República Argentina (AARA), explicó cómo esta nueva moda llegó al conocimiento de los jóvenes de nuestro país.
Izaguirre dijo que la asociación que preside recibió informaciones por parte de psicólogos que daban cuenta de una nueva adicción entre los adolescentes. A partir de allí, él mismo realizó una denuncia mediática con el fin de advertir a la población sobre el peligro que estas drogas ocasionan. El paso siguiente fue reunirse con el titular de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), Ricardo Martínez, a quien planteó el alto nivel de consumo de estos medicamentos, que incluso preocuparon a la ministra de Salud, Graciela Ocaña.
En dicha reunión se acordó “restringir inmediatamente” la venta de este medicamento, y ponerlo bajo el régimen de receta archivada, un sistema por medio del cual el médico entrega dos copias de la receta: una queda en la farmacia, y otra se dirige a la Anmat. De esa manera, se puede realizar un cotejo entre las cantidades de recetas y de remedios comercializados, para evitar las ventas ilegales.

Los efectos
Entre las consecuencias de estas drogas, que se recetan sobre todo a pacientes con intensos dolores en articulaciones y huesos, y son altamente adictivas, se produce, en primera instancia, una pérdida de noción de espacio y tiempo que puede prolongarse durante ocho horas. Pero su mala influencia sobre el cuerpo no termina allí, ya que, una vez pasado este efecto, muchos residuos permanecen dentro del organismo, y pueden derivar en otros inconvenientes, como delirios persecutorios y trastornos motores graves.
Si su consumo es reiterado, puede ocasionar alteraciones severas a nivel del sistema nervioso central. Al afectar esta área, impide el normal funcionamiento de todas las funciones y sistemas del cuerpo humano: desde la presión hasta el ritmo cardíaco, lo que puede llevar a un desenlace fatal.
Izaguirre explicó que estas drogas se utilizan en las “previas” antes de ir a los boliches bailables, y su efecto es tan devastador que muchos de los que las consumen ni siquiera llegan a las discotecas, y “se quedan completamente fuera de este mundo”.
Uno de los problemas más recurrentes con este tipo de fármacos es la insana costumbre por parte de los jóvenes de consumirlos con alcohol. Izaguirre explicó que la ingestión conjunta de estos comprimidos con bebidas alcohólicas tiene como fin potenciar los efectos negativos que, ya de por sí solas, tienen estas drogas en el organismo de las personas que no las necesitan.
Al ser consultado acerca de la razón por la cual los jóvenes se inclinan por este tipo de consumos tan nocivos para su salud, Izaguirre respondió que el factor principal es la permeabilidad de los jóvenes. “Los adolescentes adolecen
-dijo-, y por eso están buscando constantemente la experimentación de nuevas sensaciones”. Agregó que la inestabilidad propia de los jóvenes “los lleva a desear cualquier cosa que se les ponga delante”.

Sin controles
Uno de los problemas fundamentales, además de la permeabilidad de los adolescentes, es la falta de control estatal sobre las ventas que realizan las farmacias en nuestro país, lo que lleva a que se comercialicen libremente drogas cuyo expendio debería realizarse exclusivamente bajo receta o, aún más, bajo receta archivada. Esto constituye, sin dudas, una falencia del sistema, que permite a los jóvenes tener acceso a drogas que, de funcionar los correspondientes organismos de control, nunca llegarían a su poder.
Otro factor que acerca a los jóvenes a estos medicamentos es su bajo precio. Izaguirre afirmó que el valor de estos comprimidos ronda los 20 pesos, “por lo cual son accesibles a la mayoría de los adolescentes”. Esto hace que su consumo no se restrinja a un determinado segmento económico, sino prácticamente a todos aquellos que quieran tomarlos.
“Es una locura que este tipo de medicamentos se venda de manera libre a cualquier persona que vaya a buscarlos a una farmacia; el farmacéutico que hace eso es un delincuente”, disparó

Los números del flagelo
Los registros de la provincia de Buenos Aires son un fiel reflejo del flagelo de la droga. En lo que va de 2008 se atendieron 21.000 casos de intoxicación.
Y lo que es peor: el 17% de los pacientes fue “menor de edad”.
Del universo total de personas que fueron atendidas con distintos niveles de intoxicación, 3.600 corresponden a niños o adolescentes menores de edad. Así lo confirmó el ministro de Salud bonaerense, Claudio Zin.
“No siempre la gente que es adicta a las drogas recurre a pedir ayuda, por eso hay que estimular a la familia para que los contenga, pero sobre todo para que ayude a crear la conciencia que necesita de alguien para salir de la adicción”, dijo el funcionario provincial.

“Los jóvenes quieren estupidizarse”
Eduardo Kalina, un psiquiatra con más de 30 años de experiencia en el estudio de adicciones, comentó a Hoy que “el objetivo de los adolescentes al tomar estas drogas es estupidizarse”, y agregó que “buscan estar atontados, estuporosos, que es sólo otra manera de decir estúpidos”. El motivo para esta actitud lo encuentran en lo difícil que resulta el mundo actual, lo que los lleva a la construcción de un mundo de fantasía, aislamiento y fuga de la realidad.
Comentó que muchas veces los jóvenes se utilizan a sí mismos como cobayos: “Experimentan con sus propios cuerpos, para ver cómo reaccionan”, sin tomar conciencia sobre los daños que pueden causarse, como daños cognitivos, de memoria y atención y, en casos de abuso, desórdenes nerviosos, paros respiratorios e incluso la muerte.

Fuente: Diario Hoy

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola yo los escucho or que me gusta el genero policial, pero queria hacerles una pregunta que no me cierra.Las peliculas que comentan no son del genero, A mi parecer el cinofilo deveria ser mas profecional se oye como un capricho al comentar lo que quiere ...y que deje de leer a Focalt que ya lo leimos todo...
lo demas me parece pertinente.
Y QUE TIENE QUE VER LOST CON EL GENERO????????
ATTE ROCIO