El ex comisario Mario "Malevo" Ferreyra se quitó la vida delante las cámaras de televisión en Tucumán, cuando estaba por ser apresado por personal de Gendarmería nacional, acusado por delitos contra los derechos humanos durante la última dictadura.
La decisión de quitarse la vida que tomó el ex comisario se desencadenó luego de que la Justicia federal dictara una orden de detención en su contra, en el marco de la mega causa que se sigue para desentrañar lo ocurrido en el centro clandestino de detención tucumano conocido como el Arsenal.
En un reportaje con Crónica TV, el "Malevo" subrayó que no iba a aceptar que lo arrestaran y, tras despedirse de su mujer, se disparó en la cabeza ante el estupor de todos los que se encontraban en la vivienda.
Ferreyra tomó la drástica determinación en una plataforma ubicada en el jardín de su domicilio en la localidad tucumana de San Andrés, luego de haber dado una entrevista y declarado que era "inocente" en el marco del proceso que se desarrolla en su contra.
"Hasta siempre, María", fueron las últimas palabras del ex comisario, sobre quien pesaba una orden de detención dictada por los magistrados federales Daniel Bejas y Alicia Noli, por delitos de lesa humanidad cometidos en 1976.
El hecho causó una inmediata conmoción entre los que se encontraban en la casa, quienes reclamaron la llegada de una ambulancia para que lo trasladara a un centro de salud.Luego de bajar el cuerpo de la plataforma, las autoridades llevaron de urgencia al ex comisario a un centro asistencial de la zona, pero llegó sin vida.
UNA FIGURA CONTROVERTIDA
Varios acuartelamientos y una fuga cinematográfica tras ser condenado a prisión perpetua por triple homicidio le concedieron al ex comisario Ferreyra una fuerte notoriedad pública a principios de la década pasada.Sin embargo, su actuación en la fuerza se remonta a la época de la represión ilegal, en la que cometió delitos de lesa humanidad bajo las órdenes del general gobernador Antonio Bussi, según determinó la Justicia.
El "Malevo" había comenzado a ser reconocido tras asumir como jefe de la Brigada de Investigaciones de Tucumán y liderar una serie de acuartelamientos policiales entre 1989 y 1990.Luego, una denuncia por corrupción que formuló en 1991 contra toda la cúpula de la institución policial local logró que se incrementara su notoriedad, aunque también le costó su separación de la fuerza y un juicio oral y público por irregularidades y triple homicidio.
Dos años más tarde, la Justicia lo condenó a prisión perpetua por esas tres muertes, producidas cuando estaba al frente de la Brigada de Investigaciones de la Policía tucumana, en el paraje conocido como Laguna de Robles.
En esa oportunidad, horas más tarde de conocer la sentencia, el ex comisario protagonizó una fuga de película, que incluyó diferentes amenazas con una granada de guerra en la mano. Si bien logró escapar de los Tribunales tucumanos, la Justicia lo encontró tres meses después en un paraje de Santiago del Estero, aunque a los pocos meses de estar detenido le concedió la libertad condicional.
Según trascendió, al conocer la medida librada en su contra, Ferreyra se comunicó con varias radios locales y amenazó a los jueces Bejas y Noli, a quienes luego de ese episodio se les colocó protección policial.
Antes de suicidarse, el ex comisario negó tener relación con la dictadura, y dijo que en esa época cumplía funciones en lo que actualmente es el Comando Radioeléctrico.
Fuente: Diario El Día
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