viernes, 1 de marzo de 2013
Santería
Por Leonardo Oyola
Gran parte de esta poderosa novela de Leo Oyola transcurre algo más de una década atrás, en vísperas de las navidades del 96, en ciertos lugares muy pesados (si cabe decirlo así) de una
Buenos Aires poco frecuentada por los turistas, la mayoría de los porteños y la literatura en general:
la villa Puerto Apache, pegada a Costanera Sur, los barrios contiguos y otra villa del barrio de Flores, El Jabuti.
Pero no, es mentira lo que acabo de escribir. Engañoso. Porque, en realidad, Santería transcurre por lo menos en otros dos lugares, dos lugares virtuales mucho más sugestivos incluso que los feroces bordes de la ciudad: las ominosas cartas echadas sobre la mesa y la cabeza de la torrentosa narradora, Fátima Sánchez, conocida como La Víbora Blanca. Y la historia, como en la mejor tradición del suspenso y el terror, comienza con el anuncio de un desenlace fatal y en apariencia ineludible que, en carrera contra reloj, ha de asumir y tratar de conjurar la protagonista antes de que la alcance la desgracia. En esto, el desaforado Oyola –narrador sin red ni techo aparente- calza en el módulo clásico para hacer su aporte absolutamente original.
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